En defensa del Rey

Rey
Xavier Rius
  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

El otro día colgué un short en mi canal de YouTube (por si gustan: Rius TV). El Rey dando paso, en la apertura del año judicial, a Álvaro García Ortiz. El mismo, por cierto, al que han abierto juicio oral. Y eso que dijo que la fiscalía garantizaba «el cumplimiento de la ley». Bien mirado, podría haberse quedado ya en el Supremo.

Las palabras del monarca eran apenas cuatro segundos. Una frase protocolaria: «Tiene la palabra el fiscal general del Estado». Como, por otra parte, no podía ser de otra manera.

La reacción fue inmediata. Comentarios del estilo: «fuera monarquía», «no sé qué pinta el Rey», «vaya papelón», «qué triste», «podía haber dicho que tenía gripe», «qué decepción», «no puede ser, usted tiene que dar ejemplo». Y me ahorro los que faltaban al respeto, no ya de la institución, sino de la persona.
Alguno recordaba al menos que «hace su papel constitucional, perfectamente tasado» y «que no se sale un milímetro de sus obligaciones». Yo, en algún caso, también entré al trapo. Recordé la frase clásica de que «el Rey reina, pero no gobierna». Incluso a pesar de mi resistencia a entrar en debates con los followers.

Pero quiero salir en defensa de Felipe VI. El 3 de octubre fue el único que se acordó de nosotros. De los catalanes que no comulgamos con el proceso. Los críticos, los escépticos, los incrédulos, incluso algunos catalanistas. En resumen, los que teníamos los pies en el suelo y la cabeza encima de los hombros. Sobre todo cuando habló de «deslealtad inadmisible» de los líderes independentistas y advirtió que no estábamos «solos».

Por supuesto, le pasaron factura. El Rey ha sido la figura más vilipendiada durante estos años. En noviembre del 2021, durante una visita oficial a Barcelona, colgaron su imagen boca abajo en las Torres Venecianas de Montjuïc, que dependen del Ayuntamiento. Con Ada Colau de alcaldesa. La de la flotilla.

En octubre del 2020, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, quemó públicamente su imagen. Paluzie era en esa época, desconozco si sigue siéndolo, decana de la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona. Una universidad pública, lo que quiere decir que su sueldo lo paga el Estado. Es decir, todos nosotros a través de los impuestos.

Diversos ayuntamientos lo declararon persona non grata. Entre ellos, el de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), municipio más bien pijo. Otros fueron Breda, Arenys de Munt, Torelló, Esparreguera, Premià de Mar, Cervera, Sitges, Les Borges Blanques, Argentona e incluso Gerona.

Como se pueden imaginar, debían mandar indepes. Pero no sé si, con las últimas elecciones municipales y los respectivos relevos, algunos han revocado la decisión. O simplemente la han dejado caer en el olvido.
Tampoco hay que olvidar los premios Princesa de Gerona, que tuvieron que trasladarse a Barcelona porque el ayuntamiento no los quería. Amén de razones de seguridad.

Yo asistí a la convocatoria del 2019, que se celebró en el Palacio de Congresos, en la Diagonal. Aquella edición en la que fue agredido el empresario Antonio Castañer, de una conocida firma de alpargatas, al grito de «hijo de puta» o «fascista».

Tomé mis precauciones y, viendo el percal, aparqué en Esplugas. Fui a pie por la parte de atrás. Pero salí del acto convencido de que la princesa Leonor tenía mucho mejor catalán que Rufián.

Torra llegó a anunciar, como presidente de la Generalitat, que boicotearía todos los actos del Rey en Cataluña y que si el monarca iba, él no iría.

Como si a Felipe VI le importase mucho su ausencia. Aunque luego tragó con los Juegos del Mediterráneo celebrados en Tarragona. Antes, no obstante, se fue a una convocatoria de la ANC a protestar contra la visita.

Y finalmente -la relación de agravios no es cronológica, sino a medida que me ha salido del alma—, una resolución del Parlament. Aprobada en agosto del 2020, en pleno verano, que declaraba que «Cataluña es republicana» y que no tiene «ningún Rey».

En abril del 2024, Felipe VI todavía visitó la Seat, para dar un espaldarazo a los planes de la compañía con el coche eléctrico. El entonces consejero de Empresa, Roger Torrent, de Esquerra, no fue. Acorde con las instrucciones de su partido.

El único que se desplazó en representación de la Generalitat fue el mayor Trapero. Y lo recibió con saludo militar, como era su obligación. Al cabo de unas semanas lo cesaron. Yo creo que por esa foto.

Nunca ha coincidido con el Rey, claro. Pero si nunca tuviera la ocasión de mantener una conversación privada, le preguntaría: «Majestad, ¿es difícil ser Rey?» Y, tras romper el hielo, una segunda. «¿Qué nos pasó a los catalanes?». La pregunta del millón. Aquí fue el único que, en los momentos álgidos del proceso, estuvo a la altura. Gracias, Majestad.

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