Las cuatro lecciones alemanas

Las cuatro lecciones alemanas
Las cuatro lecciones alemanas

Escribí recientemente en este mismo Palo Alto que los españoles, especialmente los medios de comunicación y la dirigencia política, no siguen los serenos avatares de la vida pública alemana. ¡Craso error! Y me explico.

Sin Alemania no hay Europa, ni Unión de la que depende España al día de hoy cuasi en su totalidad para salir del averno en el que chapoteamos. La caritativa Angela Merkel, la gran canciller que tuvo que capear crisis encadenadas de todo orden, pone sello lacrado a sus dieciséis años de poder y pasa la antorcha de Berlín al que fue su vicecanciller; esto último demuestra que no se penaliza en las naciones serias a los partidos minoritarios que forman parte de los gobiernos. Esta es la primera lección para los dirigentes españoles. Se les castiga sin son insolidarios, taimados, sectarios y faltos del más elemental sentido común. Se premia, desde luego, el patriotismo, la búsqueda del interés general y la inteligencia.

La segunda gran lección que estos días no has llegado desde el Bundestag es que se puede aplaudir al adversario cuando este lo merece. Es decir, se les contempla como “adversarios” no como “enemigos”. Olaf Scholz acudió con un ramo de flores a despedir a la que hasta ahora era su jefa hasta la mismísima puerta del Parlamento entre el alborozo y el orgullo general.
La tercera es que se ha constituido un Gobierno de coalición a tres bandas donde predomina el centro político, unos a la izquierda y otros a la derecha. Los extremos no sirven, mucho más en situaciones tan aciagas como las que campean en la actualidad.

La cuarta y fundamental lección es, sin duda, el análisis objetivo y certero acerca de los grandes retos que el nuevo Gobierno teutón tiene por delante. Esos análisis objetivos, con datos, cifras, conocimientos, pasan a soluciones realistas alejadas en cualquier caso de posiciones ideológicas ultras.
El SPD sí es socialdemócrata. El PSOE de Sánchez, no.

PD. Mi particular homenaje a la ex canciller.

—Señora Merkel, pregunta el conductor de un programa televisivo alemán, usted siempre va con la misma ropa…

—Mire usted, yo no soy ninguna modelo precisamente… Soy una empleada del Gobierno y no veo la necesidad, para hacer bien mi trabajo por el que me pagan los contribuyentes, de lucir modelitos para engañar sobre lo que no soy…

¿Entienden? Esta es la política que durante 16 años fue el epicentro de Europa y una de las grandes líderes mundiales. Eso no fue óbice para que fuera al mercado con su carrito a hacer la compra y prescindiera de mayordomos y personal del servicio doméstico.

 

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