Una cosa es llevarse bien y otra que Sánchez permita que Marruecos nos trate como el pito del sereno
Lo que Pedro Sánchez regala política y económicamente a Marruecos no tiene parangón: todo un rosario interminable de concesiones y adhesiones que el presidente del Gobierno sigue sin explicar y que marcan su actuación en relación con la nación vecina desde que hace dos años decidiera cambiar unilateralmente la política de España en relación con el Sáhara. Pero no sólo es el Sáhara, sino también el desmantelamiento de la unidad de élite de la Guardia Civil contra el narcotráfico en la zona del Estrecho, algo que beneficia a Rabat pues, no en vano, Marruecos es el segundo mayor productor del mundo de hachís y España es la puerta de entrada a Europa. Es la negativa de Sánchez a condenar la violación de los derechos humanos en Marruecos y es, por ejemplo, la meliflua respuesta del Gobierno a la violenta actuación de la gendarmería marroquí en el trágico asalto a la valla de Melilla. Está por ver qué contrapartida ha obtenido Sánchez de Marruecos, porque Rabat sigue reclamando la soberanía sobre Ceuta y Melilla.
Seguridad Nacional advirtió en 2021 a Moncloa de «la necesidad» de aprobar un «plan integral de seguridad para Ceuta y Melilla», ciudades autónomas que «por su localización geográfica en el continente africano y por la especificidad de su frontera española y europea, requieren de una especial atención por parte de la Administración General del Estado para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos». Pues bien: más de dos años después, ese plan está prácticamente paralizado y el Ejecutivo no prevé avances inmediatos. Todo ello, mientras Sánchez refuerza su alianza «estratégica» con Marruecos, aunque sin explicar en qué consiste tal estrategia. El Gobierno ha tenido que reconocer que el plan de seguridad para Ceuta y Melilla está todavía en fase de estudio. O sea, que no hay nada de nada. O hay mucho, pero encubierto, porque lo que está pasando no es en absoluto normal. Cualquiera diría que Mohamed VI tiene a Pedro Sánchez cogido por salva sea la parte. ¿Tendrá que ver el contenido del móvil del presidente que fue espiado con Pegasus?