Un cordón sanitario a Pedro Sánchez

Un cordón sanitario a Pedro Sánchez

A muchas personas de centro o centro izquierda les cuesta entender que partidos como Ciudadanos decidan abiertamente no pactar con Pedro Sánchez tras las próximas elecciones. Esta decisión se digiere mucho mejor si nos abstraemos de la propaganda electoral realizada a través del BOE y nos centramos en la falta de respeto del Secretario General del PSOE a los
valores que rigen nuestra democracia y el Estado de Derecho.

Antes de profundizar en cómo nos afectan los verdaderos planes de Sánchez, debemos tener muy claro que el Partido Socialista actual está hecho a imagen y semejanza de su líder. Es decir, que durante estos meses en Moncloa, el doctor ha colocado a sus adeptos a lo largo y ancho de toda la organización. Por lo tanto, decir no al sanchismo lleva implícito decir no al PSOE que habrá en el Congreso de los Diputados tras el 28 de abril.

Ahora lo más difícil ahora es hacer pedagogía para explicar cómo la estrategia real de Sánchez afecta directamente al estado del bienestar, a los servicios públicos, a la economía, etc.  Trazar una línea que explique cómo la cena con Otegui o el dialogo con los independentistas influyendirecta e indirectamente en el funcionamiento de nuestro sistema.

Soy consciente de que la gente que está cansada de los nacionalistas, lo último que piensa es que estos puedan repercutir en el IRPF o en la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero no debemos olvidar que si triunfan los separatistas a través de los mecanismos que han venido usando, estaríamos destruyendo el consenso del 78 y, por tanto, las bases de nuestro Estado de Derecho. Para muchos estas palabras son poco tangibles, pero hay que recordar a la ciudadanía que, gracias a este consenso, podemos disfrutar de un sistema democrático y social fuerte.

Que los fanáticos consideren que se pueden saltar las leyes gracias a la presión de un determinado colectivo social o gracias al hartazgo de la sociedad es muy peligroso, pues no pararán de hostigarnos hasta someter a una parte de España a la voluntad de otra. Que los separatistas y los populistas lo primero que hagan sea desprestigiar las instituciones, reírse de ellas y atacarlas directamente, no es casualidad, es la vía de presión para crear inseguridad jurídica, desestabilizar un país y lograr así sus objetivos. Ahora yo pregunto, ¿creen ustedes que con unas instituciones cuestionadas por la ciudadanía al permitir que algunos se salten las leyes, podremos mantener la economía, la sanidad, la educación y el resto de partidas sociales?

No, claro que no. Los 40.000 millones de euros que cuestan las propuestas propagandistas de Sánchez para comprar el voto de los españoles el próximo 28 de abril no se podrán mantener en una España dividida, inestable y con instituciones devaluadas. Por el contrario, optar por posiciones moderadas, de centro y que tengan un escrupuloso respeto por el Estado de Derecho, es la única forma sensata de generar prosperidad para el país y garantizar unos servicios públicos de calidad.

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