El circo de tres pistas que llaman Gobierno
Sánchez cree que -gracias a él- vivimos en un paraíso de confort y prosperidad, pero tratándose de los sueños de un loco el paraíso se ha convertido en un infierno de inseguridad absoluta. Es imposible gobernar nuestra nación inventando camelos y filfas o encubriendo una incompetencia con otra. Los habitantes de su idílico paraíso ven el edén como un drama y por eso le dan la espalda una mayoría de españoles, según reflejan todas las encuestas libres no manipuladas. Que amañar los sondeos del Cis es privilegio del indecente Tezanos. Dicha gentuza, el día de los Santos Inocentes, para más inri y para ofender a Felipe VI, otorgó la Gran Cruz de la Orden de Carlos III a Pablo Iglesias, debido a su obsceno servicio a España y a la Corona, transformando en excelentísimo señor, por capricho del jefe de pista, a un mercachifle. Recordemos que el hoy insigne macarra, propuso despenalizar los insultos al Rey.
Así funciona el circo de tres pistas que llaman Gobierno. En él hay, desde enanos como Garzón, hasta domadoras, como Ione e Irene, sin olvidar a los saltimbanquis golpistas ni a los que próximos a quienes asesinaban pegando un tiro en la nuca. Los socialcomunistas, más sus socios separatistas, quieren adueñarse del hemiciclo, y, lo están flipando. Si ellos se mofan de cuantos creemos en España y el Rey, ¿qué hay de malo en que nos choteemos de su incultura, vulgaridad y cobardía? Aún no hay un solo conflicto en la que hayan vencido a los hispánicos, porque a la hora de dar la cara corren como liebres. Las próximas elecciones generales los devolverán a los rediles de los que salen y de los que no deberían haber salido. Ley de vida. Que se vayan a estafar a otros lares.
El circo de tres pistas supone desbarajuste, despilfarro y retroceso. Titiriteros y payasos se confunden con políticos. El déspota rifa los fondos europeos de forma arbitraria entre los enemigos del estado y se olvida de los partidos constitucionalista, a los que tilda de fachas, siendo él, el único represor que existe en este país. Enrocado en sus manías, va de la Moncloa al Falcon y del avión a palacio y no hay quien lo saque de su bobo itinerario. No pisa la calle pues, cada vez que lo hace, le abuchean. Odia a la presidenta Ayuso por haberle derrotado y ridiculizado en todos los frentes, porque Ayuso resuelve cuanto él es incapaz de resolver. Odia Madrid y a los madrileños, aunque fue parido en el distrito de Tetuán. No olviden que hablamos de un maniquí sin casta de castizo, que reniega de sus raíces. El foro le cae muy grande.
Ensaya los planteamientos zen de sus soporíferos sermones bajo la carpa de Moncloa, donde sólo recibe a quienes le aplauden, esbirros a sueldo, que mienten igual que él. Así vive este artista del trapecio, sin red, suspendido entre el desequilibrio y sus mil fracasos. Ya no le sostiene el autobombo, ni la infecta propaganda. Los presupuestos fake que presentó en Bruselas han sido tomados a cachondeo. Hace caso omiso de las reclamaciones de las víctimas del terror, porque siempre hace lo que le da la gana, y no investiga los 300 crímenes de ETA que están sin resolver, como también le exigió que hiciera la Comisión Oficial del Parlamento Europeo. Él sólo tiene tiempo para subir los impuestos y contar los millones que recaude, con los que pagará a Bildu y ERC, sus colegas separatistas, los favores que les debe por mantenerle en el poder. Encima se las da de filántropo.