El chocolate de los Gobiernos

El chocolate de los Gobiernos
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Nuestro Presidente ha descartado bajarse el sueldo. Eso es demagogia, nos dirán, una simple anécdota, ¡el chocolate del loro! Ciertamente es una anécdota desde el punto de vista macro; pero eso sí, una anécdota que dice mucho y que me lleva a una pregunta: ¿cómo vamos a pagar la factura del Coronavirus?

ERTES, renta mínima, líneas de avales, ayudas extraordinarias, aumento de prestaciones de desempleo, déficit del sistema de pensiones. Todo ello en un contexto de fuerte caída de la recaudación fiscal a causa de la caída de oferta y demanda. ¿Cómo se paga esto?

Como en cualquier familia o empresa que pasa por una mala época, sólo hay, básicamente, tres formas.

La primera es recaudar más; es decir, aumentar impuestos y cotizaciones. Medida fácil y rápida pero que frena la reactivación económica, genera más desempleo y menos consumo y nos atrapa en el déficit y la desaceleración lo que, a su vez, frena la recaudación. Eso sí, nos dirán que solo “a las grandes fortunas”; y yo voy, y me lo creo.

La segunda forma es pedir prestado; es decir, emitir deuda y pedir prestado a la familia europea. Y que sean nuestros nietos los que paguen la factura. Si en el futuro ellos pasan épocas de vacas flacas, necesitan endeudarse y les hemos dejado sin recursos, ya se las apañarán. Luego, eso sí, se nos llena la boca hablando de sostenibilidad…

Pero queda una tercera forma de contribuir a pagar la que se avecina; una forma que, tras dos meses de estado de alarma, aún no se la he oído mencionar al Gobierno: reducir el gasto público o “soltar lastre”. Desde vender participaciones del Estado en empresas hasta suprimir todas las duplicidades y el gasto público superfluo.

De nuevo nos dirán que se trata del chocolate del loro. Pero, ¿de verdad tenemos que seguir manteniendo fundaciones públicas y observatorios completamente prescindibles? ¿Necesita España 235 campus universitarios? ¿Y 38 diputaciones provinciales? ¿O seguir perdiendo dinero en televisiones autonómicas? ¿Y 22 ministerios?

En Alemania se bastan con 14, pero claro, aquí hay que colocar amiguetes y pagar favores. Como a Garzón, una eminencia a la que hay que corresponder con un ministerio y así, para todo lo que se gestionaba en una dirección general, hoy se necesita un ministerio; pero así Garzón ya tiene su juguete.

Mucho chocolate necesitamos para endulzar a tantos gobiernos. Podría seguir dando cientos de ejemplos como los anteriores hasta empachar a nuestro loro, pero les aburriría y poco conseguiré, Sánchez seguirá sin bajarse el sueldo y nuestros gobiernos, estatal y autonómicos, seguirán gastando como nuevos ricos mientras exprimen vía impuestos a una vaca enjuta o dejan la factura a nuestros nietos. El último que salga que pague la luz.

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