Cada uno se suicida como quiere
El nuevo PSOE ha empezado a andar. Que con 142 años de historia, de nuevo tiene poco. Como la derecha catalana, cuando una amenaza a su izquierda acecha, lo que hacen los socialistas es una reinvención de sus incumplimientos. Una reivindicación de la republica, pero defendiendo la monarquía. Una defensa del modelo federal, mientras negocia con el separatismo que quiere desunir. Una apelación a la Constitución del 78, mientras tratan de como salvar a quienes no solo se la saltaron, si no que trataron de destruirla.
La anterior ejecutiva, Sánchez la llenó de frikis. No lo digo yo, lo ha dicho él en repetidas ocasiones en petit comité. Los Salazar, los Polo, los Escudero… frikis, tal vez sí, pero que le fueron leales cuando nadie lo era. Ni tan solo él. Quizá el más desleal a su propia palabra y a su propio proyecto. Porque a Pedro solo se importa él, su silla y su Falcon. El PSOE y España no son más que un mero instrumento para dar alas a su ego cada vez mayor.
No iba a dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno, no iba a descansar la legislatura sobre los separatistas, no iba a pactar nunca con los proetarras de Bildu… y ahora sostiene sin cesar que el precio de la luz se va a reducir este año. En el primer trimestre, seguramente, podremos añadir este nuevo hito a su larga lista de mentiras e incumplimientos. Porque nadie le cree, ni sus socios de ERC ni Carmen Calvo, a quien le prometió un cargo que no le ha dado.
Calvo ya es historia. Como lo es Ábalos. Y como algún día, cuando ya no le sean útiles, serán Lastra y Cerdán. De paso sea dicho, no precisamente los más listos de la clase. No hay nada peor para una persona limitada que creerse Einstein. La moción de Murcia, la campaña en Madrid… No harán falta muchos meses para que todos nos demos cuenta del gran avance que sufre el partido con la nueva dirección. Por la calle ya se oyen a cientos de personas coreando el nombre de Llanos Castellanos. Se salvan Javier Izquierdo, Alfonso RodríguezGómez de Celis, Isabel Rodríguez, Félix Bolaños, Héctor Gómez y pocos más… calienten Casado y Díaz, que salen.
Una de las cosas buenas que ha hecho este gobierno en los últimos años, por el empeño de una socialista de piedra picada a la que muchos tendrían que envidiar, es la Ley de la Eutanasia de María Luisa Carcedo. Porque permite a cualquier ciudadano decidir cuándo quiere poner fin a su vida. Además, con esa reforma social, no han comprometido las finanzas españolas, algo a lo que el socialismo en especial le tiene mucho gusto.
Recogiendo las palabras que Sánchez copió a Iván Redondo, en una reciente entrevista televisiva, «en política hay que saber ganar y saber perder». Pero se le olvidó el saber parar. Porque ni sabe ni quiere. Solo parará cuando la realidad le empotre contra la pared. Rodearse de los mejores o de los más mediocres es decisión también únicamente suya. Cada uno se suicida como quiere…
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