La amnistía es sólo el principio de lo que está por venir

No hay que ser un lince para descubrir lo que esconde la Ley de Amnistía registrada por el PSOE y que ya ha empezado a dar sus pasos en el Congreso de los Diputados. Si la aplicamos al proceso separatista catalán barrerá de un plumazo todo un conjunto de delitos, entre los que se recogen «los actos de desconsideración o crítica vertidos contra las autoridades y funcionarios públicos, los entes e instituciones públicas, así como sus símbolos o emblemas en el curso de manifestaciones, asambleas, obras o actividades artísticas u otras de similar naturaleza que tuvieran por objeto reivindicar la independencia de Cataluña o la celebración» de los referéndums de 2014 y 2017.

Parece evidente que la norma abre de par en par las puertas para despenalizar el delito de injurias a la Corona y el de ultraje a la bandera y los símbolos nacionales, uno de los planes del Gobierno que quedó suspendido por la interrupción de la pasada legislatura. Hasta el punto de que el PSOE ya votó una proposición de ley de ERC y Bildu en el Senado en este sentido. Los socialistas, no sólo apoyaron la medida, sino que, además, tumbaron las enmiendas a la totalidad presentadas por PP y Vox para tratar de paralizar el texto, alegando que «modificar estos tipos penales no tiene por qué generar indefensión» y que «sobreproteger cualquier institución puede dañar el derecho a ser escuchado».

Que la amnistía no es más que el principio de lo que está por venir, resulta cada vez más evidente: esta gente se ha lanzado a una estrategia de impugnación total del régimen del 78 y la Corona es su pilar fundamental. Así que después de la amnistía, el PSOE y sus socios se disponen a borrar otro tipo de delitos: enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona, ultraje a la patria o contra los sentimientos religiosos. Y si no, al tiempo.