Amistades peligrosas

Amistades peligrosas

De todos es bien sabido que Javier Tebas es incompatible con la transparencia. El presidente de la Liga ha vuelto a pasarse por el arco del triunfo conceptos como el de la capacidad o el mérito para adjudicar a dedo, a su amigo íntimo Jaume Roures, la producción de los encuentros de la competición, pese a existir otras compañías cualificadas para acometer la producción de los partidos e incluso operadores con capacidad para asumirla. Desde que se centralizó la venta de derechos televisivos en 2015, Roures siempre ha sido el elegido y Mediapro la empresa encargada de producir los partidos, porque la alianza Tebas/Roures -tanto monta, monta tanto- no tiene fecha de caducidad.

De nuevo, el operador que se quede con los paquetes televisivos que Tebas ha sacado a subasta tendrá, sí o sí, que quedar a lo que disponga Mediapro en cuestión de elección de las imágenes polémicas, las repeticiones y todo lo que acontezca mientras el balón esté en movimiento. Lo único que podrán poner será la voz de comentaristas y narradores, un formato en el que Mediapro condiciona el relato. Tebas y Roures se devuelven favores según les va en la fiesta: ahora que Mediapro no pasa por sus mejores momentos después de que el año pasado fuera expulsada de Francia tras dejar de pagar los derechos televisivos, lo que se tradujo en una multa de 100 millones de euros, el presidente de la Liga sale en auxilio de Mediapro por la cuenta que le tiene. Y es que tú por mí, yo por ti, la sociedad Tebas/Roures es una unidad de destino en lo universal.

Y si para ello hay que ciscarse en la transparencia, se cisca y pelota hacia adelante. Tebas saca el dedo y unge a Jaume Roures como productor perpetuo de los encuentros de la Liga, mientras los clubes, salvo contadas excepciones, se comportan como mansos borreguitos. Unos llevan la fama y otros cardan la lana.

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