¿Ambigüedad ilegal?
Josep Lluís Trapero sigue jugando a la ambigüedad sobre la actuación de los Mossos d’Esquadra en el referéndum ilegal de este domingo. El jefe de la policía autonómica catalana ha ordenado requisar las urnas y cerrar los colegios pero, al mismo tiempo, ha dicho que no hay que hacerlo mediante el uso de la fuerza. Trapero trata de demonizar la acción de los agentes con sus palabras. Una estrategia connivente con la propaganda independentista y tramposa de cara a los ciudadanos. Sobre todo si tenemos en cuenta que tanto la CUP como sus cachorros borrokas de Arran han anunciado disturbios para tratar de imponer su voluntad golpista a la gran mayoría de los demócratas que pueblan Cataluña.
Aunque lo deseable sería que ningún policía tuviera que emplear la fuerza, lo cierto es que ante según qué escenarios resulta comprensible. Incluso recomendable siempre que ésta se aplique con proporcionalidad y con arreglo al sistema democrático y al Estado de Derecho que protege a todos los ciudadanos. Trapero bordea el cinismo con sus palabras. Él sabe perfectamente que los independentistas radicales intentarán okupar los colegios aunque sea mediante acciones violentas. Sólo la contundencia policial —medida y congruente— puede disuadir a los golpistas en su ánimo de subvertir las leyes que articulan nuestra Constitución. El mayor de los Mossos debería tener cuidado si toda esta puesta en escena es sólo un ardid para dejar vía libre a los organizadores del referéndum ilegal de este domingo.
La Fiscalía ha dejado muy claro que imputará e inhabilitará a cualquier cargo público que caiga en la ilegalidad. Por lo tanto, Trapero tiene una lupa escudriñando cada uno de sus movimientos. Más si cabe cuando ni siquiera acudió a la reunión con el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos para coordinar las acciones de los distintos cuerpos policiales de cara al 1-O. Lo deseable es que el uso de la fuerza brille por su ausencia. Sin embargo, y en el caso de tener que usarla, siempre que sea de manera ponderada y para garantizar la seguridad ciudadana y el cumplimiento de la ley, estará más que justificada. Otra cosa es que Trapero pretenda hacer trampas al solitario. En ese caso, las instituciones del Estado tendrán que estar muy atentas ante cualquier ilegalidad.