Las “alteraciones genéticas” de Oriol Mitjà
Oriol Mitjà es un médico especializado en medicina interna y enfermedades infecciosas que ha trabajado en la contención de la pandemia del coronavirus y ha sido consultado por la Generalitat alcanzando gran notoriedad. Se ha convertido en un personaje mediático que ha dado la sensación muchas veces de haber perdido el oremus. Hace unos días, el Sindicato Unificado de Policias (SUP) y el Sindicat de Policies de Catalunya (SPC) le ha denunciado ante Fiscalía por unas declaraciones en las que afirmaba que “los policías y los criminales tienen la misma frecuencia de algunas alteraciones genéticas que predisponen a la violencia (como el síndrome XYY, supermacho)”. Ante tan osada sugerencia y generalización, estos sindicatos han considerado tales ideas más propias “del antiguo régimen nazi que de un ciudadano español del siglo XXI”, moralmente reprobables, y posiblemente constitutivas de “un delito contra el honor de todos los policías”. El hecho de que Oriol Mitjà sea independentista no ha hecho más que abonar esa ofensa. No es de extrañar la indignación del SPC ante esa salida de pata de banco de quien fue hace un tiempo figura emergente de la ciencia indepe pues es un cuerpo que ha sido especialmente vapuleado por el nacionalprogreísmo de mi tierra. Se han sumado a la denuncia presentada por Movimiento Contra la Intolerancia «por motivos de estigmatización, discriminación y discurso de odio hacia los/las miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».
El caso del epidemiólogo es interesante. Resulta remarcable que, él, que se ha metido en tantos charcos, desde decir públicamente que Aragonès “es mala persona” o que encuentra a la consejera de Sanidad Alba Vergès “peligrosamente incompetente” hable de las características de riesgo y uso de la fuerza de la actividad policial como propias de tipos expresados en términos de patología médica sin reflexionar sobre sí mismo. Ya hace unos meses, el tertuliano también independentista Bernat Dedéu decía respecto a la caída en desgracia de este científico antes mimado por el poder independentista, que era una “vedette” y un “cínico”. Y señalaba sus intervenciones en la arena pública como las de “gente que quiere dedicarse a la política. Es cierto que algunas predisposiciones (que sean “alteraciones” debería ser apoyado por pruebas que dudo mucho que estén a su alcance) o ciertas características hormonales relativas a la masculinidad puedan influir a la hora de elegir un campo profesional determinado. Podrán ser más fáciles de encontrar en cuerpos armados o policiales, pero también en bomberos, empresarios, políticos o en personas amantes de la atención pública y la polémica como el propio epidemiólogo Oriol Mitjà. Yo casi apostaría a que, a tenor de lo conocido hasta ahora, no es una criatura promedio. En fin, que para ser un ‘bocazas’ y aguantar un chaparrón tras otro, hay que tener una personalidad especial que, como nos dice la ciencia actual, es resultado de una receta compleja donde los componentes hereditarios juegan un papel importante.
Sí, sólo le faltaba a las FFCCSE que les viniera un independentista a señalarles “alteraciones”. Bastante alterados están por el trato injusto y discriminatorio del que han sido víctimas durante años. Discriminación que estos días se manifiesta muy probablemente en el hecho de que se hayan quedado atrás en una campaña de vacunación en la que la policía autonómica (Mossos d´esquadra) ha tenido trato preferente. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, en una comparecencia en el Senado ha dejado en evidencia al gobierno de Cataluña avisando que desde hace una semana reservan dosis para vacunarlos «próximamente» desde del Ministerio. Y así va creciendo la brecha de desconfianza creada por el independentismo en esta tierra.