Alegría en el parador de Teruel

Alegría
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

No salen de un charco de aguas negras cuando ya pisan otro, aún más considerable. Sin embargo, no seré yo, en ningún caso, quien jalee insultos, descalificaciones, juicios de intenciones o sentencias sumarísimas sobre nadie, incluyendo a la escasamente dotada ministra Pilar Alegría, la señora que ella misma se ha autodenominado estos días como «alternativa aragonesa de poder al presidente Jorge Azcón».

Me temo que esto último habrá provocado risa descompuesta entre sus menguadas  huestes baturras porque el mandatario autonómico está que se sale en los sondeos y su prestigio como gobernante va in crescendo.

Pilar Alegría, ex delegada del Gobierno cuando ocurrieron los hechos vomitivos en el Parador de Teruel (por fin, nos hemos enterado que «Teruel existe»), se ha puesto como un flan al conocerse que había acompañado al entonces gran comisario y poncio de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, en la jornada turolense. Asistir entraba dentro de sus obligaciones, pero también decir la verdad acerca de su presencia, porque se lo tenía callado como una muerta.

Vuelvo a insistir, lapidaciones en redes sociales, ninguna. No parece que de su mera presencia resultara algo delictivo o reprobable. El silencio, sí. El escamoteo de información, máxime si es inocente políticamente, no tiene un pase y mucho menos si de alguna manera encubrieron los hechos que han avergonzado y avergüenzan a los contribuyentes. Cómo tiran su dinero… Entre putas y whisky…

Ábalos es tan pesada losa para los dirigentes socialistas –le siguen teniendo pánico– que mucho me temo no levantarán cabeza hasta que la verdad haya resplandecido en todo su esplendor y los culpables hayan pagado severamente sus penas. Vuelvo a escribir lo que llevo tiempo reiterando: Ábalos puede acabar con Sánchez en un pispás. Y ese último esfuerzo se lo debe a España entera.

PD. Lo que nadie entiende es cómo un personaje como Ábalos continúe sentado en un sillón del Congreso de los Diputados, siga cobrando del erario público y no esté en prisión preventiva como muchos robagallinas o por cualquier denuncia falsa, que también las hay.

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