Abascal noquea a Sánchez en el Supremo
¿Se acuerdan ustedes del lío que montó el Gobierno a cuenta de las declaraciones de Santiago Abascal en las que dijo de Pedro Sánchez que «llegará el momento en que el pueblo querrá colgarle de los pies»? Aquella frase fue utilizada por el Ejecutivo de manera torticera, deduciendo de las mismas que el líder de Vox estaba incitando a la violencia. Pues bien, de la misma manera que la justicia tumbó los intentos del PSOE de vender como un delito de odio el muñeco con la imagen del presidente en los alrededores de Ferraz, la Fiscalía del Tribunal Supremo también ha decidido archivar las diligencias abiertas contra Santiago Abascal, presidente de Vox, por sus declaraciones sobre Sánchez. O sea, que el Ministerio Público del alto tribunal entiende que no hay motivo alguno para deducir que esa frase puede ser constitutiva de delito.
Fue el pasado 13 de diciembre de 2023 cuando el PSOE presentó una denuncia contra Abascal por unas declaraciones realizadas en una entrevista con el diario Clarín. Textualmente, dijo: «Yo tengo unos principios. No puedo venderlos. Sánchez no tiene ninguno. Puede pisar las leyes, puede hacer cualquier cosa, puede poner en riesgo la unidad nacional. Eso le da una ventaja competitiva. Habrá un momento dado que el pueblo querrá colgarlo de los pies».
El fiscal general del Estado, siempre al quite del sanchismo, corrió a comunicar que se abrían diligencias de investigación. Otra vez ha salido trasquilado. Él y Sánchez, porque la fiscal encargada ha concluido que las expresiones, aunque podrían llegar a ser desagradables, no revisten gravedad penal para pedir un procedimiento judicial contra el diputado. El Tribunal Supremo, en su jurisprudencia, es muy restrictivo a la hora de considerar a los políticos como posibles víctimas de delitos de odio, ya que esta figura legal está principalmente destinada a proteger a minorías sociales. En cualquier caso parece evidente que el PSOE tiene una doble vara de medir: mucha libertad de expresión para los suyos, incluidos los dirigentes proetarras que siguen enalteciendo a ETA, y muy poca para quienes no le bailan el agua. Dicho de otro modo: tienen la piel muy fina y un rostro de cemento armado.