6 delincuentes de Zaragoza, 6

6 delincuentes de Zaragoza, 6

Se han hecho famosos los seis de Zaragoza. Y, tanto, que su fama ya trasciende del Patio Maravillas o del Luis Buñuel de Zaragoza. Ya no necesitan juntarse en lokales okupados. Ahora Meritxell les deja las llaves de las Cortes para que allí puedan confabularse (intelectualmente, claro) contra los otros poderes del Estado.

Como don Quijote, que veía gigantes donde solo había molinos, aquellos maños, embebidos de progresía y, quizá, de alguna que otra litrona, veían fascistas donde solo había simpatizantes de VOX, así que fueron a reventar su mitin. De paso, dañaron cinco coches y, como buenos defensores de lo público, quemaron 3 contenedores y lesionaron a varios policías, uno de los cuales tardó 350 días en recuperarse.

Ese día, a la policía le dejaron hacer su trabajo e hicieron lo que saben: detener a nuestros jóvenes quijotes y llevarlos ante los jueces, que también hicieron el suyo: juzgarles y, en este caso, condenarles.

Hasta ahí duran las noticias en los países serios. Pero aquí tenemos a Meritxell y a Podemos, que han pasado del ‘odia el delito y compadece al delincuente’, que nos enseñó Concepción Arenal, al ‘relativiza el delito y aprovéchate del delincuente’. Juana Rivas lo sabe muy bien.

Así, los delitos son relativos para Echenique y cia. No es lo mismo un escrache a alguien de VOX o al PP (entonces eres un demócrata que ejerces tu derecho a la protesta) que un escrache en Galapagar (entonces eres un fascista).

Y también, para ellos, es relativa la posición de las partes: los seis de Zaragoza no son delincuentes, sino víctimas de actuaciones ideológicas de jueces y policías. Los delincuentes, según esta acusación, serían estos segundos, que actuarían, cuando les condenan, según su ideología y no según la ley.

Que se abran debates en los medios, en las universidades o, ¿por qué no?, en las propias Cortes, si se trata de debates sobre iniciativas legislativas, puede ser muy interesante académica o políticamente. Pero el acto de ayer no fue un debate, sino un evento de apoyo a aquellos condenados, permitido por la Presidenta del Congreso.

Ayer, Meritxell Batet dejó a Podemos y a sus socios dar un mitin en la sede de la soberanía popular, contra jueces y policías que, sencillamente se dedican a aplicar las leyes que salen de esa sede. ¿Es esto un país serio?

 

 

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