FERIARTE 2025: la gran cita madrileña con el arte y las antigüedades


Cada otoño, Madrid se viste de historia. No con desfiles ni con fuegos artificiales, sino con vitrinas que guardan siglos de talento humano: muebles que susurraron secretos en palacios, joyas que adornaron reinas olvidadas, pinturas que capturaron miradas hace trescientos años. Todo eso —y mucho más— tendrá su escenario del 18 al 26 de octubre de 2025 en Feriarte, la feria de arte y antigüedades más antigua y respetada de España. Este año, como siempre, se instalará en el Pabellón 3 de IFEMA MADRID, listo para recibir a coleccionistas, curiosos, historiadores y amantes del buen gusto.
Con más de cuatro décadas a sus espaldas, Feriarte no es solo un evento comercial. Es un punto de encuentro entre generaciones, culturas y estilos. Reúne a cerca de 80 anticuarios y galerías, muchos de ellos con décadas de experiencia, que llegan desde distintos rincones de España y del extranjero con lo mejor de sus reservas. Y no hablamos de cualquier cosa: piezas con más de cien años, seleccionadas con lupa, muchas de ellas únicas, otras recuperadas tras años en el olvido.
Un recorrido por el mundo desde un solo pabellón
Imagínese caminar entre un bargueño del siglo XVII y una lámpara Art Decó de los años 30. A su izquierda, una escultura precolombina tallada en piedra volcánica; a su derecha, un abanico oriental pintado a mano en el Japón del siglo XIX. Más adelante, un óleo flamenco, un collar tribal africano, un mapa náutico del siglo XVI. Esa es la magia de Feriarte: no hay fronteras temporales ni geográficas. El visitante puede pasar de la Roma imperial al diseño modernista en cuestión de pasos.
Lo que diferencia a esta feria del resto es su obsesión por la calidad y la autenticidad. Antes de que cualquier objeto cruce las puertas de IFEMA, pasa por el tamiz de un comité formado por más de 40 expertos: historiadores del arte, restauradores, arqueólogos, especialistas en joyería antigua. Nada entra por casualidad. Esta rigurosidad no solo protege al comprador, sino que eleva el nivel general del certamen hasta cotas que pocas ferias europeas alcanzan.
Contemporáneo sí, pero con raíces
Aunque su corazón late al ritmo de lo antiguo, Feriarte no mira hacia atrás con nostalgia, sino con inteligencia. En los últimos años ha incorporado una sección de arte contemporáneo de alto nivel, con artistas cuyo trabajo dialoga —a veces en contraste, otras en armonía— con las piezas históricas. Esta mezcla no es decorativa: responde a una idea clara. El arte no se divide en épocas estancas; se construye en capas, y Feriarte las muestra todas juntas, como en un museo vivo.
¿Por qué merece la pena ir?
Porque aquí no se vende solo mercancía. Se ofrece contexto, historia y garantía. Un coleccionista puede comprar cualquier obra sabiendo que ha sido validada por unas manos expertas. Un decorador puede encontrar ese detalle único que va a transformar un espacio común en algo memorable para siempre. Y un visitante curioso puede salir con una historia nueva debajo del brazo, aunque no haya comprado nada.
Esto convierte a Feriarte en un imán para compradores extranjeros, que ven en Madrid una oportunidad seria y seria de inversión cultural.
Más que ver: sentir
En un mundo donde lo efímero domina, Feriarte sigue apostando por lo duradero. Por lo que ha resistido siglos y merece seguir contando historias. Del 18 al 26 de octubre, Madrid no será solo una ciudad: será un museo abierto, un mercado de tesoros y, sobre todo, un recordatorio de que el arte —en todas sus formas— sigue siendo esencial.