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La evolución ha ‘creado’ el mismo tipo de animal 12 veces en 66 millones de años: los expertos no saben por qué

Animal, evolución, curiosidades
Tapires. Foto: Freepik
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

La naturaleza parece tener sus caprichos, y la ciencia lo acaba de confirmar. Un estudio publicado en la revista Evolution revela que, a lo largo de los últimos 66 millones de años, distintos linajes de mamíferos han terminado desarrollando cuerpos casi idénticos, pese a no estar emparentados entre sí.

Este fenómeno, que ha dejado perplejos a los investigadores, se ha repetido en diversas ocasiones y continentes. Lo más sorprendente es que no se trata de un proceso que requiera cientos de millones de años, sino que ocurrió en un lapso relativamente corto desde la desaparición de los dinosaurios.

Cómo la evolución repitió el mismo tipo de animal en varias ocasiones

El enigma que fascina a los especialistas radica en que, en al menos 12 ocasiones distintas, la evolución moldeó a mamíferos con un conjunto de características idénticas. Todos estos animales desarrollaron hocicos alargados para explorar grietas, lenguas extensas, pegajosas y sin dientes para atrapar insectos, y patas delanteras muy musculosas capaces de destruir nidos.

Lo más llamativo es que estos rasgos aparecieron en grupos tan diversos como marsupiales, monotremas o mamíferos placentarios, en regiones separadas como América, Asia y África.

En otras palabras, surgieron especies muy similares a simple vista, aunque no compartan un ancestro inmediato. Es un caso ejemplar de convergencia evolutiva: cuando la naturaleza ofrece el mismo desafío, distintos organismos encuentran soluciones casi idénticas.

Por qué hormigas y termitas explican esta convergencia evolutiva

La clave detrás de esta especialización se encuentra en un recurso abundante y tentador: las colonias de hormigas y termitas. Este tipo de dieta, conocida como mirmecofagia, se convirtió en un banquete irresistible tras la extinción masiva que borró a los dinosaurios hace 66 millones de años.

A partir de ese evento, la población de insectos explotó y ofreció un suministro constante de alimento. La oportunidad era demasiado buena para dejarla pasar, y distintas especies la aprovecharon de manera independiente. Así, lo que comenzó como una estrategia adaptativa puntual terminó repitiéndose una y otra vez en diferentes rincones del planeta.

La especialización evolutiva de los mamíferos insectívoros

Esta especialización, sin embargo, tiene un costo elevado. El estudio destaca que, de los 12 casos documentados, sólo uno logró abandonar la dieta basada en hormigas y termitas. Las adaptaciones morfológicas necesarias para prosperar en este nicho son tan específicas que limitan seriamente cualquier vuelta atrás.

La larga lengua pegajosa, la ausencia de dientes o las garras para excavar son herramientas magníficas para un estilo de vida insectívoro, pero representan un obstáculo si la especie intenta volver a un menú más variado.

Un misterio evolutivo que aún desconcierta a la ciencia

Lo que hace aún más singular este patrón es la rapidez con la que se ha repetido en comparación con otros procesos de convergencia, como la carcinización (la tendencia de distintos crustáceos a parecerse a los cangrejos), que tarda cientos de millones de años.

Los expertos todavía no encuentran una explicación definitiva para este fenómeno. Aún así, todo apunta a que la abundancia de insectos sociales seguirá promoviendo la aparición de nuevos especialistas.

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