Arabia Saudí protagonizo la primera gran sorpresa del Mundial y desde OKDIARIO estuvimos en los prolegómenos de una sorpresa que se venía cocinando a fuego lento. Los asiáticos fueron mayoría en el campo ante una afición argentina que quedó completamente silenciada ante el empuje de su rival, justo lo mismo que ocurrió en el campo.

El equipo dirigido por Hervé Renard hizo suyo el estadio que acogerá la final –el colosal Losail y sus 80.000 espectadores– y se pudo ver desde el principio con los saudíes desplazados en masa gracias a que su Federación les ha regalado las entradas. Casi un 70% del estadio llevaba prendas verdes y así ellos mismos fueron creyendo y creyendo hasta dar la campanada.

Por supuesto que llamó la atención que los chicos de Arabia no son precisamente unos santos. Los más jóvenes provocaban a los argentinos recordando continuamente a Cristiano Ronaldo y dedicándole cánticos poco agradables a Leo Messi. Los argentinos entraban al trapo, aunque no demasiado al sólo poder entender el nombre. Los ‘sius’, sin embargo, sí que les encendían.

Arabia Saudí consolidó su sorpresa en un partido que ha hecho que el Rey del país añada el 22 de noviembre como fiesta nacional. El equipo verde nunca había logrado una victoria tan importante en su historia y ya sueña con repetir los octavos de final alcanzaron en el Mundial de 1994. Con la marea que les acompaña cualquier negaría que siempre juegan de locales.