Gatos Burmilla: características y cuidados de la raza

El Burmilla es una raza de gato doméstico nativa del Reino Unido, resultado de un cruce accidental entre una gata chinchilla persa y un gato birmano. De esa unión nacieron 4 gatos burmilla, y la nueva raza descendiente fue estandarizada en el año 1984. Consiguió su estatus en la década de 1990 en el Reino Unido.

Características del gato Burmilla

El gato Burmilla es un gato de tamaño medio, con cabeza en forma de triángulo corto, cráneo ligeramente abultado y nariz derecha. Tiene los ojos grandes bien espaciados, en color amarillo o verde.

El largo de su cola es mediano y tiene la punta redondeada. La posición de las orejas en su cabeza es espaciada y su pelo es corto, sedoso y muy brillante. A lo largo de su columna vertebral, se extiende una línea de pelo más oscura, que llega hasta la punta de la cola.

Esta raza tiene una característica marca en forma de «M» en su frente y, tanto su nariz como las almohadillas de sus patas, son de color rosado.

Carácter del gato Burmilla

El gato Burmilla heredó aspectos de los comportamientos genéricos de sus padres, el gato birmano y el persa. Esa unión convirtió al gato Burmilla en una mascota muy amigable, incluso más extrovertida que sus antepasados persas.

Es un gato curioso, un poco torpe y no le desagrada la presencia de otros animales.

Cuidados del gato Burmilla

El pelaje corto y liso del gato Burmilla es fácil de limpiar con cepillo, lo cual debe hacerse regularmente para ayudarle a eliminar el pelo muerto. Pero dos o tres sesiones de cepillado a la semana son suficientes para mantenerlo limpio y evitar que trague pelo.

Es recomendable controlar la dieta de un gato Burmilla, ya que este felino tiende a aumentar de peso fácilmente, en particular si no es motivado a hacer ejercicio. Los gatos adultos son sedentarios y es necesario jugar con ellos dentro de la casa o en el jardín.

Su dieta debe ser equilibrada y baja en grasa, consistente en carne, pescado y verduras.

En cuanto a sus cuidados veterinarios, es conveniente revisar sus orejas regularmente y limpiarlas con una bola de algodón o un paño suave y húmedo, empapado en una mezcla al 50% de vinagre y agua tibia.

La caja de arena también debe mantenerse limpia el mayor tiempo posible. Por eso, es conveniente recoger sus heces inmediatamente después que el gato haya usado la caja.

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