Misterio resuelto: expertos descubren por qué tu perro da vueltas antes de acostarse


Cualquier persona que conviva con un perro se habrá dado cuenta, casi a diario, de un comportamiento muy particular: justo antes de acostarse, da varias vueltas sobre sí mismo, olfatea el suelo o la cama, y finalmente se acurruca como si estuviera cumpliendo con un ritual. Durante años, éste curioso hábito ha sido motivo de fascinación y preguntas en las consultas veterinarias. ¿Es solo una costumbre sin sentido? ¿Es un reflejo instintivo? ¿O hay una razón detrás de este comportamiento tan repetido y, a la vez, tan misterioso?
Gracias a estudios recientes y la mirada atenta de expertos en etología (la ciencia que estudia el comportamiento animal), tenemos respuestas mucho más claras. Detrás de esas vueltas aparentemente sin sentido, hay un complejo entramado de instinto, evolución, comodidad e incluso supervivencia. Lejos de ser una simple manía, esta conducta guarda relación la historia de los antepasados salvajes del perro.
¿Por qué el perro da vueltas antes de acostarse?
Para comprender este comportamiento, debemos retroceder miles de años, mucho antes de que el perro se convirtiera en el mejor amigo del hombre. Sus antepasados salvajes (los lobos y otros cánidos) no tenían camas mullidas, cojines ni mantas. Su entorno era la naturaleza en estado puro: praderas, cuevas, nieve, barro o hierba alta. Dormir bien implicaba algo más que cerrar los ojos: significaba sobrevivir a la noche.
Dar vueltas sobre sí mismos les servía, en primer lugar, para aplanar la vegetación o preparar el suelo donde iban a descansar. Al girar varias veces, el animal creaba una superficie más cómoda y uniforme sobre la que acostarse. Además, este acto les permitía detectar la presencia de insectos, serpientes o cualquier otro peligro que pudiera acechar en la maleza. En ese sentido, era una manera efectiva de inspeccionar el terreno antes de relajarse completamente.
Este patrón de conducta fue tan útil para la supervivencia que quedó fijado genéticamente a lo largo de generaciones. Aunque hoy nuestros perros domésticos duermen en sofás, camas acolchadas o incluso en nuestras propias camas, siguen repitiendo este ritual por pura herencia evolutiva.
Orientación espacial y búsqueda de seguridad
Otra explicación muy interesante que aportan los etólogos es que este comportamiento tiene que ver con la orientación espacial. Los perros, al igual que los lobos, tienden a dormir con el cuerpo en una posición estratégica. Esto significa que buscan un ángulo desde donde puedan vigilar su entorno, estar cerca de una salida o proteger a los miembros de su grupo.
Incluso en casa, donde están completamente seguros, este instinto se mantiene. Observa cómo tu perro escoge un rincón concreto o cómo orienta su cuerpo hacia la puerta. En su mente, sigue siendo importante tener el control del entorno para reaccionar rápidamente ante cualquier estímulo o amenaza. Dar vueltas antes de acostarse les ayuda a elegir la mejor posición y sentirse más seguros.
También se ha hallado que puede estar vinculado con los puntos cardinales. Algunos estudios sugieren que los perros tienden a acostarse orientados hacia el norte o el sur, algo que indicaría una posible sensibilidad al campo magnético terrestre. Aunque esta teoría aún se está investigando, añade una capa fascinante a este ritual nocturno.
Comportamiento ritual
La repetición de comportamientos antes de dormir también cumple una función emocional. Los perros son animales de rutinas, y cuanto más predecible es su entorno, más seguros se sienten. Así como algunas personas leen o meditan antes de dormir, los perros encuentran en estos giros un ancla emocional que les proporciona calma.
De hecho, este tipo de conducta tiene un efecto directo en el sistema nervioso del animal. Reduce la ansiedad, mejora la calidad del sueño y fortalece el sentimiento de seguridad. Por eso, si tu perro da vueltas veces antes de acostarse, no hay nada por lo que preocuparse. Al contrario, es una señal de que está en sintonía con su naturaleza y que se siente cómodo y protegido.
En resumen, el comportamiento de dar vueltas antes de acostarse no es un simple capricho de nuestros perros, sino una manifestación instintiva profundamente arraigada en su naturaleza. Este acto, heredado de sus ancestros salvajes, tiene múltiples funciones: preparar el terreno, detectar amenazas, encontrar una postura segura y cómoda, e incluso ofrecerles calma emocional antes del descanso.
Aunque para nosotros pueda parecer una simple rutina curiosa, para ellos es un mecanismo complejo que responde a la necesidad de seguridad, confort y control del entorno.Sin embargo, también es importante observar cuándo este comportamiento podría ser un indicio de incomodidad o dolor. Los excesos, las quejas o la dificultad para acostarse pueden revelar problemas físicos o emocionales que requieren atención veterinaria.
Al comprender este pequeño ritual, no sólo aprendemos más sobre el comportamiento canino, sino que fortalecemos nuestro vínculo con ellos. Apreciar estos gestos es también una forma de honrar su instinto y ofrecerles la mejor calidad de vida posible.