Confirmado por los expertos: tu perro te comería si te murieras y empezaría por esta parte
Los perros domésticos tienden a empezar por el rostro
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Un equipo de investigadores ha analizado un fenómeno inquietante: ¿los animales domésticos, especialmente los perros, conservan vestigios de instintos salvajes hasta el punto de devorar a sus dueños fallecidos? En un estudio reciente publicado en PubMed, se analizaron 65 casos ocurridos en los últimos 20 años en los que perros ingirieron cadáveres humanos. Los resultados revelaron que algunos animales comenzaron a hacerlo pocas horas después del fallecimiento, mientras que otros esperaron días.
Sin embargo, este comportamiento no refleja un «recuerdo» salvaje. Los expertos señalan que el patrón en perros domésticos difiere del de sus parientes salvajes, como lobos o coyotes. Por ejemplo, los perros suelen comenzar por el rostro (73% de los casos), seguido del cuello, brazos y manos, mientras que los animales carnívoros salvajes prefieren iniciar por el abdomen debido a su mayor contenido graso. La investigación también abordó las razones detrás de este comportamiento. Según los datos, el 76% de los casos ocurrió cuando los animales no tenían acceso a alimento, lo que sugiere una necesidad de supervivencia. Sin embargo, en el 24% de los incidentes, los perros empezaron a comer antes de las primeras 24 horas del fallecimiento, lo que podría apuntar a un instinto carroñero residual.
¿Por qué los perros se comerían a sus dueños?
El vínculo entre los humanos y sus mascotas, especialmente los perros, se caracteriza por un amor profundo y sincero. Sin embargo, para quienes viven solos, surge un temor perturbador: ¿qué harían sus animales si ellos fallecieran y sus cuerpos quedaran abandonados durante días? Esta inquietud no es infundada, como lo sugieren diversos estudios que han analizado casos reales de mascotas que devoran a sus dueños fallecidos.
Una de las investigaciones más relevantes, publicada en la revista PubMed, recopila 65 casos registrados en las últimas dos décadas en los que perros comieron los cadáveres de sus dueños. El estudio revela que los perros domésticos tienden a empezar por el rostro, específicamente nariz y boca, en el 73 % de los casos. Le siguen el cuello (43 %), los brazos (29 %) y las manos (26 %), mientras que otras partes, como las piernas, son menos atacadas.
Aunque la idea de que nuestras mascotas se alimenten de nosotros es perturbadora, expertos en comportamiento animal insisten en que esto no implica riesgo alguno mientras estemos vivos. Según declaraciones a Wired, este comportamiento responde más a la necesidad de supervivencia que a una amenaza directa hacia los humanos. Además, los casos documentados son relativamente pocos en comparación con el número total de mascotas que jamás recurren a esta conducta.
Aun así, no debemos olvidar que, aunque hoy son compañeros leales, los perros descienden de predadores. El caso de los gatos es especialmente significativo, ya que no están completamente domesticados y conservan gran parte de su comportamiento salvaje. Por ello, aunque poco probable, la posibilidad de que las mascotas se alimenten de sus dueños fallecidos existe, especialmente si las circunstancias los empujan a ello.
¿Instinto salvaje o hambre?
Los investigadores concluyen que este comportamiento no es una reminiscencia de los instintos salvajes, ya que los cánidos no domesticados, como lobos y coyotes, empiezan a comerse el abdomen por su mayor contenido graso. En cambio, los perros domésticos no muestran interés en esa zona del cuerpo humano. La causa más común es la falta de alimento: en el 76 % de los casos, los perros recurrieron al cadáver tras agotar otras fuentes de comida.
Sin embargo, en el 24 % de los casos, los animales comenzaron la ingesta en menos de 24 horas, lo que podría indicar un instinto carroñero residual. Uno de los casos más extremos tuvo lugar en 1997, cuando un pastor alemán comenzó a devorar a su dueño apenas este se suicidó.
¿La raza importa?
La raza y el tamaño del perro parecen influir. Según la forense Judy Melinek, entrevistada por el New York Post, las razas medianas y grandes, como los pastores alemanes, están más asociadas a este comportamiento. Por otro lado, los Golden retrievers, a pesar de su tamaño similar, rara vez lo hacen. Esto sugiere que el carácter del perro, más que su raza, juega un papel crucial. Los animales más ansiosos e inseguros tienen mayor probabilidad de adoptar este comportamiento, ya que intentan despertar a sus dueños con lametones y, al no obtener respuesta, comienzan a morder y comer.
¿Qué ocurre si hay más perros?
El número de animales también es un factor relevante. Casos con múltiples perros muestran mayor probabilidad de que se activen conductas carroñeras. En un caso documentado en Canadá en 2011, siete perros convivieron durante una semana alimentándose del cuerpo de su dueño fallecido. La dinámica grupal parece reactivar comportamientos atávicos, incentivando la agresividad y el consumo del cadáver.
En definitiva, por perturbador que parezca, este fenómeno debe entenderse como una respuesta natural a situaciones extremas. Más allá de los titulares sensacionalistas, es importante recordar que las mascotas no son responsables de estas acciones, sino que responden a sus instintos básicos.