ENTREVISTA A ROCÍO MONASTERIO

Rocío Monasterio, presidenta y portavoz de Vox en la Comunidad de Madrid: «El progresismo es retroceso»

"El que no quiera los valores de España, que no venga a España"

"Sánchez no trabaja para los españoles; trabaja para él mismo"

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Rocío Monasterio.

Rocío Monasterio, arquitecta, empresaria, presidenta y portavoz de Vox en la Comunidad de Madrid, está felizmente casada con Iván Espinosa de los Monteros, es madre de cuatro niños e hija de inmigrante cubano. Cree en la política que se ejecuta, no en la de comunicación, y le indignan las cuotas que colocan a las mujeres en Consejos de Administración no por el talento, sino por el único hecho de ser mujer.

Asevera que «la única brecha que existe para la mujer es la maternidad». Su propuesta: premiar al empresario que contrate a una mujer, que la mujer tenga incentivos para tener hijos y seguir trabajando y aprobar políticas que faciliten la vivienda como liberalizar el suelo de todo tipo -que sea urbanizable y que pueda tener una licencia para construir-. En este punto, alerta sobre la dificultad de esa liberalización porque «el urbanismo es el gran foco de la corrupción política».

Analizando el «progresismo», su lema y su bandera, declara que «es un atraco al que trabaja, una humillación a quien cree que tiene que llegar por sus medios a los sitios; en definitiva, un retroceso que ha atacado a la familia, que ha adoctrinado a los niños en los colegios, que ha hecho las calles cada vez más inseguras y ha conseguido que las mujeres tengamos miedo en la calle por los progres que no quieren tener fronteras».

Como gran causante de esta erosión de la sociedad, Rocío Monasterio señala al lenguaje: «Los partidos conservadores adoptan el lenguaje de los progres. Son todos progres. Todos hablan de lo mismo, todos están en la corrección política. Ya no se puede ni contar un chiste. Todos están correctos en la política de género, con la inmigración. No podemos hablar de inmigración ilegal porque nos llaman racistas. Yo lo hago y me llaman racista y xenófoba».

«Los progres de derecha e izquierda tienen tanto miedo a la crítica que continuamente nos hablan de fronteras abiertas. Es decir, la gente va a pagar impuestos para que su dinero vaya a sufragar la Sanidad y la educación al mundo entero que quiere venir a España». A este respecto, sostiene con claridad que «hacen falta fronteras; que quien llegue a España, primero llame a la puerta y, luego, nosotros preguntemos a qué viene». «El que no quiera los valores de España, que no venga a España», sentencia.

Asimismo, alerta sobre las bandas que están llegando. «Ahora mismo en Madrid todos los días tenemos algún apuñalamiento o suceso grave. Cada vez que hablamos de ello, nos llaman racistas. Esto no es un tema de color de piel; es un tema de ser un delincuente o no ser un delincuente». Señala que no se está haciendo nada para frenarlo y que se amordaza a los que lo evidencian. Apuesta por repatriar a los que han cometido delitos de este tipo, meterlos en la cárcel y endurecer el código penal.

Para ella, «España se fastidió con Zapatero. El PP lo consolidó y Sánchez avanza». Mirando al presidente Pedro Sánchez, es rotunda, «no trabaja para los españoles, trabaja para él mismo».

Denuncia que «todo el mundo se cree que tiene que tener una paguita o una subvención, y cada vez trabaja menos gente». Por otro lado, añade que «los discursos de izquierdas hacen que la gente piense que tiene que ser singular, víctima y vulnerable para recibir subvenciones porque la izquierda se inventa banderas para prometer subvenciones y que les voten». No duda: «El discurso de la izquierda sale del odio y del resentimiento; nunca de querer mejorar a los suyos. La izquierda siempre ha traído la ruina» y alerta sobre la importancia de respetar la propiedad privada y el riesgo del derecho a una vivienda del que tanto se habla hoy: «Con el derecho a la vivienda, expropiaron todo en Cuba».

Mirando al calendario de los políticos, especialmente el de los parlamentarios y al suyo propio, denuncia sus vacaciones de verano que inició la semana pasada hasta el próximo 11 de septiembre. «No tenemos ningún trabajo que hace en estos meses y vamos a cobrar 14.000 euros. Me parece vergonzoso». A estos dos meses hay que sumarles el mes de Navidad, Semana Santa y puentes. «Los españoles no tienen tres meses de vacaciones como los políticos. Yo me podría ir de vacaciones del 20 de junio al 11 de septiembre y no hacer nada», insiste.

Tampoco considera necesarios los 135 diputados de la Asamblea de Madrid. Considera que con la mitad funcionaría de sobra. «Hay que dejar de atracar a los madrileños y a los españoles porque los impuestos no van a la sanidad, la educación y los servicios sociales como deberían, sino a infinitos chiringuitos; a gente que lleva «toda la vida en su partido viviendo del dinero del contribuyente».

En cuanto a los medios de comunicación y aquella lista completa que sacó con los importes de publicidad recibidos por los medios de la Comunidad de Madrid, aclara que la prensa es fundamental, que tiene que ser libre y no depender de ningún Gobierno, por lo que «buscaría un sistema para que los medios subsistan siendo libres».

Habla también de la estafa que le parece el acuerdo de renovación del CGPJ, de Cataluña, de Begoña Gómez, de la pareja de Isabel Díaz Ayuso y de la importancia de la educación, pilar clave de una sociedad. «Habría que impartir una formación académica neutral para los ciudadanos que tengan un criterio propio, pero los políticos sólo se preocupan de la educación cuando ven la posibilidad de adoctrinar».

Poco más deseable que imaginar ese día en el que todos, los hunos y los hotros, con colores y sin ellos, sean capaces de alcanzar ese gran pacto de Estado con el que se imparta una educación rigurosa y neutral a todos los niños y jóvenes de cada una de las (hoy) diecisiete comunidades autónomas para que, con el saber y la libertad que dan el conocimiento, sean ellos quienes saquen sus propias conclusiones y decidan. Ojalá.

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