Puente de Vallecas

Grupos antisistema montan barricadas para frenar el desalojo de una casa okupa en Vallecas

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Entrada del local ocupado en Vallecas.

El fenómeno de la okupación tiene un nuevo referente en la capital de España. En la calle Párroco Don Emilio Franco, en el distrito de Puente de Vallecas, grupos antisistema se están organizando para montar barricadas este miércoles en la puerta de la propiedad para boicotear la acción de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

En un comunicado que están moviendo a través de sus redes sociales, estos colectivos están convocando «una concentración para parar el desalojo el 16 de septiembre a las 9 de la mañana en la puerta del Ateneo». Además, avanzan que si se produce la expulsión de la propiedad «el primer viernes después del desalojo, convocatoria en Vallecas en defensa de la okupación». Claman por: «¡Solidaridad con el Ateneo Libertario de Vallekas y los espacios okupados! ¡Ningún desalojo, ningún desahucio sin respuesta!».

Bajo el lema de «okupación, resistencia y acción directa», estos okupas explican que «a finales de agosto recibimos una bonita notificación del juzgado en el que se nos comunicaba que el día 16 de septiembre se personaría en el espacio la Policía y el cerrajero para proceder al desalojo». Se trata de un bajo de más de 220 metros cuadrados en una calle bastante comercial que pertenece a la empresa Edugon 2003 S.L. y las hermanas Vergara Requena. Según ha comprobado OKDIARIO en el Catastro, se trata de un inmueble de uso «industrial» que era una antigua fábrica de tejidos que desde la crisis económica de 2008 está sin uso.

Entonces la propiedad se convirtió en pasto de la okupación por parte del colectivo ‘La 13-14’. No obstante, esos okupas se disolvieron por «diferencias políticas irreconciliables» entre sus diferentes corrientes. Ahora, ha tenido que ser la Policía la que se afane en expulsar a los usurpadores que, para permanecer en un local que no es suyo, defienden que «nuestro espacio lleva dos años sirviendo como lugar de actividades, debates, asambleas, gimnasio y punto de encuentro de diversas iniciativas libertarias».

En su comunicado denuncian que «Vallekas (sic.) es pasto de la especulación capitalista, dirigida por los sucesivos ayuntamientos, independientemente de su signo político». Sostienen que «el barrio es carnaza para inmobiliarias, fondos buitres, grandes propietarios, periodistas y algún que otro ciudadano sumiso». Justifican el dar una patada en la puerta del edificio porque «Vallekas se ve atravesado por estos procesos especuladores como la gentrificación, que asolan el centro de la ciudad y llegaron hace años a los barrios obreros de la periferia».

Consideran que el poder quiere «convertir el barrio en un inmenso centro comercial donde la única relación posible sea la que se vertebra en torno al consumo, que expulsa y persigue la pobreza, la criminaliza en pro de un nuevo perfil de habitante con mayor poder adquisitivo. La subida de los alquileres es solo la punta del iceberg». Cargan contra «la ciudad de los ricos» que según creen «se construye sobre la expulsión, la precarización de la vida y la imposibilidad del libre uso de la calle y el espacio por sus habitantes».

Del mismo modo, arremeten contra «la proliferación de las narcomafias, casas de apuestas y proxenetas en el barrio, por un lado, y la policía por otro». Ponen al mismo nivel a criminales y fuerzas de seguridad como «dos ejes de la misma pinza, que vienen a allanar el camino a la represión y al control social». Consideran que hay «un constante abuso policial en el barrio con un constante machaque a multas vivido durante el estado de emergencia en el barrio, redadas racista, vídeo vigilancias».

Estos okupas ven detrás del drama de no respetar la propiedad privada «una vasta campaña veraniega contra la okupación en los medios de comunicación» que califican de «pura esencia de la lucha de clases». «Los especuladores saben que vienen tiempos convulsos y han empezado su ofensiva», avisan. Por ello quieren hacer «un llamamiento solidario no solo con el Ateneo Libertario de Vallekas y su desalojo, sino con la okupación en general, como herramienta de lucha de la guerra social y como forma directa de tomar un techo para vivir, para relacionarnos y luchar desde la autonomía frente a partidos políticos y estructuras de poder». A pesar de que su casa okupa no es para dar vivienda a personas desfavorecidas usan esa carta para permanecer en el inmueble. Además, tal como indican fuentes vecinales, en el local han llegado a hacer dinero en sus actividades, cobrando entrada o recogiendo donativos.

Sostienen que «la okupación asusta a los poderosos» porque «posibilita cuestionar las dinámicas de trabajo-consumo y que estas nos arrastren». «¿Cómo no van a temer la okupación los capitalistas? Cada desalojo, cada desahucio, cada resistencia frente a matones profesionales contratados por los especuladores, como la empresa Desokupa, es una oportunidad para plantar cara a los especuladores y poner en marcha la solidaridad, el encuentro, la acción directa, la complicidad y la lucha», apuntan.

Por último, amenazan con que «seguiremos okupando mientras siga existiendo la propiedad privada y su mundo, miles de viviendas y edificios vacíos, atesorados por bancos, inmobiliarias y otros especuladores».

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