Pinchazos en discotecas

Serafín Giraldo sobre los pinchazos: «Creo más en un reto viral que en un intento de sumisión»

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Luis Miguel Montero

Los famosos pinchazos que han denunciado haber recibido decenas de mujeres en España no tienen nada que ver con el concepto de sumisión química. Así lo asegura Serafín Giraldo, inspector de Policía Nacional y portavoz de H50. «Creo más en un reto viral que en un intento de sumisión, porque la sumisión significa anulación de la voluntad. Y en este caso no se anula la voluntad. No hay sometimiento de la víctima que sufre el pinchazo, como venía ocurriendo con la escopolamina o con la burundanga», sustancias químicas que se han usado vertidas sobre la bebida para someter la voluntad de las jóvenes.

Para muchos policías, incluido Giraldo, «ahora mismo el modus operandi de esta actividad delincuencial es diferente a la sumisión química conocida como tal. Con la burundanga existía una especie de caza, una especie de control del sujeto activo sobre la víctima. En estos casos de los pinchazos, sencillamente es un pinchazo y una posterior huida».

En Francia hasta abril de este año ya había 300 denuncias. «Aquí empezaron a verse en Ibiza a principios de junio, se produjeron los primeros pinchazos en discotecas de Ibiza y se generalizaron prácticamente con los Sanfermines, donde hubo siete ocho denuncias por este tipo de actividad», explica Giraldo.

En octubre de 2021 un hombre de 20 años de edad era arrestado en la localidad británica de Nottingham, acusado de pinchar con una jeringuilla a varias jóvenes en discotecas de esa ciudad. Aquellos días, la prensa británica comenzó a recibir testimonios de mujeres jóvenes que denunciaban haber sido pinchadas en locales de ocio por todo el país y bautizó el suceso como «epidemia de pinchazos». Así comenzó el pánico.

«El problema es el miedo y los bulos que están corriendo. El miedo es lógico, porque una persona quiera salir de fiesta o salga a un evento donde se reúnen multitud de gente, por ejemplo San Fermín, tiene miedo a ser víctimas de un pinchazo, sobre todo cuando no sabemos qué es lo que nos pinchan». De momento, solo hay un caso confirmado de intoxicación por MDMA en una menor durante unas fiestas en Gijón. La joven de 13 años denunció el 31 de julio que había recibido un pinchazo en la pierna durante la celebración de las fiestas en el barrio de Montevil. Una vez examinada en el hospital se le detectó éxtasis líquido en sangre. Ahora la Policía busca a un grupo de hombres que se encontraban cerca de la menor.

En España es Cataluña la que registra el número más alto de denuncias, con 17 durante el último mes, al parecer la mayoría de ellas en la localidad gerundense de Lloret de Mar donde hay muchos turistas franceses y el resto en Barcelona. Las denuncias en Cataluña han provocado una primera reunión de urgencia entre los Mossos d’Esquadra y de la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm). La Policía catalana ya ha prometido incrementar su presencia en estas zonas, pero es evidente que no pueden poner un policía en cada local para registrar a todos lo que entren.

A la misma vez, una docena de mujeres denunciaban hechos similares en discotecas del País Vasco, donde el servicio de Salud también intentó encontrar muestras de sustancias tóxicas en la sangre de las víctimas sin éxito. El 31 de julio cinco personas tuvieron que recibir asistencia sanitaria en el hospital Marqués de Valdecilla por este motivo. Todos asistían al Festival de Reggaeton de Santander. Al igual que en el resto de casos, todas las pruebas dieron negativas al test de sumisión química. La Policía Nacional también investiga en El Puerto de Santa María (Cádiz) otros dos casos en una discoteca, que también resultaron negativos al test de tóxicos.

Pero si no hay otro delito posterior asociado al delito de lesiones que supone un pinchazo ¿Ante qué nos podemos encontrar? Serafín Giraldo lo tiene claro: «Pues posiblemente ante un reto viral que se produce por imitación y se han venido produciendo muchísimos, por ejemplo, conocido como la ‘Ballena Azul’ que llegaba a provocar el suicidio de jóvenes».

¿Estamos por tanto ante un reto viral? «No lo sabemos, pero todos los indicios, todos los indicios conducen a pensar que evidentemente puede ser más un reto viral que una sumisión química. Por tanto, había que bajar el nivel de alarma, había que bajar el nivel de miedo que existe en la sociedad y, efectivamente, solicitar colaboración ciudadana para denunciar estos hechos, perseguir a los posibles autores y ayudar en la investigación que solo tiene dos cauces», añade el inspector de Policía Nacional.

El protocolo de actuación policial cuando una persona recibe un pinchazo, es acudir en primer lugar a «las cámaras del lugar donde lo ha recibido, hablar con los testigos y la propia persona para que pueda reconocer al autor de los hechos y a partir de ahí comenzar las investigaciones. Pero no conviene acrecentar los bulos, no conviene acrecentar el miedo. Hablando de sumisión química, cuando el modus operandi de la sumisión química es completamente diferente a lo que está ocurriendo ahora mismo», insiste Giraldo.

La difusión mediática del problema puede generar alarma pero en realidad «hablamos solo de un delito de lesiones que sufren las personas que sufren un pinchazo, pero no son sumisiones químicas que terminan en un acto de abuso sexual o un acto contra la propiedad», concluye el inspector de policía.

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