Trump pone el mundo patas arriba en 7 días
El pasado 20 de enero Donald Trump tomaba posesión del cargo de presidente de los Estados Unidos. La expectación por ver de lo que el millonario republicano era capaz de hacer una vez se convirtiera en inquilino de la Casa Blanca ha superado con mucho las expectativas. Y ha puesto patas arriba a todo el planeta.
Trump no quiso perder ni un minuto y en el primer día de su mandato firmó sus primeras órdenes ejecutivas. La más polémica, por ser de las más esperadas, tenía que ver con una de las reformas estrellas de su predecesor, el Obamacare. Trump firmó una orden en la que permitía a los estados eliminar los aspectos que considerasen más costosos del Obamacare. Esta decisión era puramente simbólica porque hasta que el gobierno no presente una reforma en profundidad esta orden ejecutiva no tendría carácter vinculante. Pero era toda una declaración de intenciones.
Tan sólo 24 horas después, la administración Trump copaba de nuevo titulares en todo el mundo, especialmente en los países de habla hispana y en la amplia comunidad latina de EEUU. La web de la Casa Blanca había suprimido su sección en castellano. Aunque tardó en reaccionar, un portavoz de Trump aseguró que la web estaba siendo sometida a tareas de mantenimiento normales con el cambio de administración y pronto se restablecería la web en el idioma de Cervantes.
El lunes 23 de enero Trump volvía a ser noticia en todo el planeta. La decisión de POTUS (presidente de los Estados Unidos en su acrónimo inglés) de firmar la orden para sacar a EEUU del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Cumplía de esta manera con una de sus promesas durante la campaña electoral: imponer sus propias normas de regulación del mercado y libre comercio. Este acuerdo, firmado por Obama en 2008, incluye a otros 12 países entre los que destacan México, Japón o Vietnam y pretendía estrechar lazos comerciales con países del área de influencia del Pacífico, sobre todo en materia regulatoria, de aranceles y de protección jurídica.
Para compensar el jarro de agua fría para parte de la opinión pública estadounidense, que lo calificaba como un desastre para Norteamérica, Trump anunciaba al mismo tiempo una «bajada masiva de impuestos» y la reducción de la regulación del mercado en un 75%.
Como parte de otro paquete de medidas, la administración Trump anunció el día 23 la congelación de las contrataciones de empleados en el sector público –salvo en las Fuerzas Armadas– y cortar de raíz la financiación con fondos federales a las ONG extranjeras que apoyen el aborto.
Siguiendo con el maratón de decisiones que se ha planteado realizar el nuevo presidente de EEUU, el día 24 decide aprobar los planes sobre dos polémicos oleoductos. El más controvertido es el conocido como Keystone XL, que transportaría crudo desde la región de Alberta (Canadá) hasta el estado de Nebraska.
Política Internacional
Metido en las relaciones internacionales con el resto de países, Donald Trump dejó caer el pasado miércoles que Estados Unidos se plantea «revisar su posición» sobre los acuerdos alcanzados entre el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y la guerrilla narcoterrorista de las FARC. Su nuevo y flamante secretario de Estado, Rex Tillerson, aseguró que está «estudiando la posibilidad de retirar todo el apoyo al presidente de Colombia por el acuerdo firmado por su gobierno con una organización terrorista».
En la misma línea de lucha contra el terrorismo internacional, Donald Trump afirmó tener redactada la orden ejecutiva para dar de nuevo el poder a la CIA para aplicar torturas contra enemigos de Estados Unidos en cárceles secretas.
El texto revocaría la decisión del anterior presidente, Barack Obama, de poner fin a los programas más controvertidos de la CIA y recuperaría una orden dictada en 2007 por George W. Bush y que permitía, con matices, la operación de “rendición e interrogatorio”.
Según The Washington Post y The New York Times, que han tenido acceso al borrador, no existe una mención expresa a las cárceles secretas o los interrogatorios, pero sí que ha sido interpretado como una puerta abierta a algunas de las prácticas más oscuras de la guerra contra el terror de Bush.
El senador republicano John McCain se ha mostrado en contra de esta posibilidad: “No vamos a recuperar la tortura en Estados Unidos”, ha defendido. Y ha advertido de que Trump “puede firmar las órdenes ejecutivas que quiera”, pero “la ley es la ley”.
El mismo día se supo, vía también medios estadounidenses que habían accedido a los documentos de trabajo, que Trump barajaba reducir la aportación de EEUU a la ONU y otras organizaciones internacionales en un 40%.
La gran promesa de Trump: el muro con México
En menos de una semana Trump ha aprobado una de las medidas más controvertidas, criticadas y de mayor calado en la nueva política internacional y comercial de Estados Unidos. El 25 de enero pasará a la historia por ser el día en el que el presidente de EEUU firmó la orden de construir –más bien ampliar, porque el muro ya existe en parte desde la época de Bill Clinton– un muro en la frontera entre Estados Unidos y México con el fin de poner freno a la entrada de ilegales, foco de delincuencia y gran negocio de las mafias según Trump.
La decisión de Trump, como era de esperar, ha creado un importante conflicto diplomático a todos los niveles con sus vecinos del sur. El presidente mexicano Peña Nieto suspendió en el último momento la cita que tenía prevista con Donald Trump esta misma semana. Las declaraciones de POTUS, rayando con lo chulesco, dirigidas a Peña Nieto en las que aseguraba que «o pagas el muro o mejor no vengas». Después se anunció que EEUU impondría unos aranceles del 20% a las importaciones mexicanas para pagar la construcción del muro. Estas decisiones terminaron por quebrar la paciencia del mandatario mexicano que anuló el viaje.
Por último, Trump ha firmado un decreto para endurecer los controles y evitar así que «musulmanes radicales» se cuelen en el país. En un discurso en el Pentágono durante la investidura de James Mattis como nuevo secretario de Defensa, Trump dijo que Estados Unidos «no admitirá en nuestro país a las mismas amenazas que nuestros soldados enfrentan en otros lados del mundo». Por ello estableció un sistema de «chequeo extremado» para «mantener a los terroristas islámicos radicales fuera de Estados Unidos».
La primera semana de Trump como inquilino del Despacho Oval ha concluido con la vista de la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, a la que ha mostrado todo su apoyo en el Brexit: «El Brexit es maravilloso, tendréis a la gente que queráis tener», ha asegurado el presidente estadounidense en una rueda de prensa conjunta con May.
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