¿Quiénes son los chalecos naranjas, los negacionistas en Italia del coronavirus?

Los llamados chalecos naranjas están ganando mucho protagonismo en Italia en los últimos días al ser negacionistas del Covid-19, y tienen cada vez más presencia en el país. A la cabeza de este movimiento está un general retirado de los Carabinieri, la policía italiana.

¿Qué son los chalecos naranjas de Italia?

Antonio Pappalardo es un hombre de 73 años que fue Carabinieri y que, megáfono en mano, llegó el sábado pasado a la plaza del Duomo de Milán con una chaqueta naranja y se puso a decir que «el coronavirus no existe, es solo un invento político, económico y social para vendernos a China».

Puede parecer un simple hombre mayor que se le ha ido la cabeza, pero lo cierto es que a la misma hora en otras ciudades había varios grupos neofascistas que gritaban lo mismo y se manifestaban con los mismos argumentos. Recordamos que en Italia llevan ya más de 33.000 muertos por coronavirus.

Pappalardo congregó a varias decenas de personas curiosas que se acercaban a ver qué pasaba, además de a muchos periodistas que le dieron cobertura a todos los niveles. Él lleva una chaqueta naranja y sus seguidores chalecos en idéntico color para imitar a su líder. Un movimiento contra el sistema como ya se ha visto en otros países, algo que se puede considerar lógico tras tantas semanas de confinamiento, pero decir que el virus no existe es no ajustarse para nada a la realidad.

Aunque este hombre ha sido la primera cabeza visible, lo cierto es que no se sabe realmente quién es el creador de este movimiento, quién está detrás. Sea como sea, cuenta con el apoyo del movimiento antivacunas, un colectivo que tiene un fuerte arraigo en el país y que cuenta con miles de seguidores.

Pappalardo ha dado ya varias entrevistas estos días y lo cierto es que es un personaje de los que llama la atención, ya sea para bien o para mal. Estas son algunas de las joyas que deslizó en una de sus entrevistas:

¿Sabe que soy uno de los músicos más importantes del mundo? Mis óperas han sido seguidas en lugares donde sólo habían aceptado a Mozart y Beethoven. En el Vaticano soy considerado un genio iluminado por Dios. Es más, le anticipo que la secretaria del presidente Trump me ha pedido que componga algo en su honor.