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Qué es el corredor de Suwalki: talón de Aquiles de la OTAN y estratégico en las maniobras rusas Zapad 2025

El corredor Suwalki representa un punto débil de Europa que Rusia explota para desafiar a la OTAN

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Mapa del corredor de Suwalki.
María Ruiz
  • María Ruiz
  • Portadista. Especialista en 'breaking news' y noticias de nacional, sociedad e internacional.

El corredor de Suwalki es una estrecha franja boscosa en un territorio que se extiende unos 65 kilómetros entre Polonia y Lituania, en la frontera entre estos dos países miembros de la OTAN. Separa el enclave ruso de Kaliningrado de Bielorrusia. En tiempos de paz es una zona rural, poco transitada. En tiempos de tensión, es el punto más vulnerable de la OTAN en Europa.

Esta zona, ubicada en el noreste de Polonia y el sureste de Lituania, actúa como puente terrestre vital que conecta los Estados bálticos (Lituania, Letonia y Estonia) con el resto del territorio de la Alianza Atlántica a través de Polonia. El corredor Suwalki representa un punto débil de Europa que Rusia explota para desafiar a la OTAN en tiempos convulsos. Con Zapad 2025, Polonia y sus aliados están en alerta máxima.

Al oeste, limita con la región de Kaliningrado, un exclave ruso fuertemente militarizado en el Mar Báltico, y al este, con Bielorrusia, el aliado más cercano de Moscú. Geográficamente, se trata de una región boscosa y rural, con solo dos carreteras principales y vías férreas limitadas, lo que la convierte en un cuello de botella natural para el movimiento de tropas y suministros.

Históricamente, esta área ha sido un punto de fricción en Europa del Este. Durante la Guerra Fría, Kaliningrado era una base soviética clave, y tras la disolución de la URSS, su aislamiento aumentó cuando Polonia y los bálticos se unieron a la OTAN en 1999 y 2004, respectivamente.

El corredor emergió como un elemento estratégico en el contexto post-2014, tras la anexión rusa de Crimea y el inicio del conflicto en Donbás, que intensificaron las tensiones entre Rusia y la Alianza. En 2022, con la invasión a gran escala de Ucrania, el corredor de Suwalki ganó notoriedad como un posible punto crítico en un hipotético enfrentamiento entre Rusia y la OTAN.

Se le suele calificar de «talón de Aquiles» de la OTAN porque representa la vulnerabilidad más crítica en la defensa colectiva de la Alianza en su flanco oriental. En caso de un conflicto armado, Rusia y Bielorrusia podrían lanzar un ataque rápido y coordinado para capturar esta franja, aislando efectivamente a los Estados bálticos del resto de Europa.

Sin esta conexión terrestre, las fuerzas de la OTAN en Lituania, Letonia y Estonia quedarían dependientes de rutas marítimas o aéreas, que son altamente vulnerables a los misiles antibuques y antiaéreos rusos desplegados en Kaliningrado, como los sistemas Iskander o S-400. Estudios de think tanks como RAND han simulado escenarios donde fuerzas rusas podrían tomar el corredor en 36 a 60 horas, utilizando tácticas de «apuñalada y agarre» similares a la de Crimea: infiltración rápida, desinformación y superioridad local inicial.

Esto paralizaría el refuerzo de las tropas bálticas, que dependen del Artículo 5 de la OTAN para su defensa, y podría generar dudas sobre la respuesta aliada, especialmente considerando la distancia desde bases principales en Alemania o EE.UU.

Lo estrecho del corredor de Suwalki agrava el problema: cohetes de corto alcance desde Bielorrusia o Kaliningrado podrían bloquear cualquier convoy sin necesidad de una invasión total. Además, la región carece de defensas masivas; aunque la OTAN ha desplegado batallones multinacionales en Polonia y los bálticos desde 2017 como «disuasión de tropiezo», estos son fuerzas simbólicas (alrededor de 5.000 soldados por país) comparadas con las capacidades rusas.

Expertos lo comparan con el  corredor de Fulda de la Guerra Fría, un pasillo vulnerable en Alemania Occidental, pero en un contexto moderno donde la guerra híbrida —ciberataques, drones y fuerzas proxy— podría complicar aún más la respuesta.

En esencia, el corredor de Suwal ki no sólo amenaza la integridad territorial de la OTAN, sino que pone a prueba su cohesión política: un retraso en la intervención podría fracturar la Alianza, como se ha especulado en informes de la OTAN post-2022.

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Maniobras Zapad 2021 en la frontera con Ucrania. (Efe)

Esta vulnerabilidad cobra especial relevancia en el contexto de las maniobras rusas Zapad 2025, un ejercicio militar conjunto entre Rusia y Bielorrusia programado del 12 al 16 de septiembre de 2025 en territorio bielorruso y áreas adyacentes, incluyendo Kaliningrado.

Las series Zapad, que se realizan cada cuatro años desde 2009, están diseñadas para simular la defensa contra una «agresión occidental», pero han sido vistas históricamente como preparativos para operaciones ofensivas.

El Zapad 2021, con 200.000 participantes, precedió directamente a la invasión de Ucrania, lo que generó sospechas sobre su papel en la escalada. Para 2025, aunque Bielorrusia redujo la cifra oficial a unos 13.000 soldados (de los cuales la mitad son rusos), analistas estiman que el total efectivo podría superar los 30.000, incluyendo maniobras paralelas en el Ártico y el Báltico.

Ejercicio Zapad 2021.

Lo estratégico respecto a Polonia radica en que Zapad 2025 se centra explícitamente en escenarios cerca del corredor de Suwalki. El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha declarado que los simulacros incluyen la «ocupación» del corredor como objetivo principal, con tropas posicionadas a pocos kilómetros de la frontera polaca-lituana. Maniobras en pueblos bielorrusos como Gozha y en la región de Kaliningrado, como Dobrovolsk, flanquean directamente el corredor, practicando ataques coordinados desde dos frentes: Bielorrusia al este y Kaliningrado al oeste.

La maniobras ponen a prueba la capacidad rusa para un asalto relámpago, pero  también servirán para que Rusia vea la respuesta de la OTAN en tiempo real. Polonia, en respuesta, ha cerrado todas sus fronteras con Bielorrusia, incluyendo pasos ferroviarios, y lanzó el ejercicio Iron Defender-25 con 30.000 tropas.

Lituania y otros aliados, como EEUU y Portugal, realizan simulacros paralelos como Thunder Strike y Tarassis 25 para defender el corredor.

Estas maniobras representan una provocación directa a Polonia, que ha sido un bastión antirruso en la OTAN, aumentando su gasto militar al 4% del PIB y recibiendo miles de refugiados ucranianos. Rusia niega intenciones agresivas —el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, las califica de «defensivas»—, pero el contexto es alarmante: coinciden con violaciones rusas del espacio aéreo polaco mediante drones en ataques a Ucrania, y Bielorrusia ha desplegado alambres de púas en la frontera.

Para la OTAN, Zapad 2025 es «una oportunidad para observar la degradación rusa por Ucrania», pero también «un riesgo de escalada híbrida, como infiltraciones o ciberataques». En última instancia, el ejercicio subraya cómo el corredor de Suwalki podría ser el detonante de un conflicto mayor, forzando a la Alianza a reforzar su flanco oriental y cuestionar su disuasión colectiva.

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