Clinton salva un primer debate demócrata centrado en armas e inmigración

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Los candidatos demócratas a la Casa Blanca completaron este martes su primer debate, celebrado en Las Vegas, en el que hablaron de inmigración, control de armas y, para disgusto de la favorita, y aunque menos de lo esperable, de los correos de Hillary Clinton, quien usó un servidor privado cuando era secretaria de Estado, pudiendo comprometer información confidencial.

Además de Clinton, en el cara a cara, organizado por la CNN y moderado por Anderson Cooper, participaron Bernie Sanders, también con opciones, Martin O’Malley, Jim Webb y Lincoln Chafee. La ex primera dama ha visto recortada su diferencia estos últimos meses, hecho que aprovecharon sus oponentes, atacando donde más dolía.

Pero la única mujer de los intervinientes, que ha sido la que mayor tiempo ha usado, se ha defendido. Lo ha hecho acusando a Sanders de ser «demasiado suave» en el discurso sobre armas, recordando que el senador de Vermont se opuso a apoyar una ley para el control de este asunto. El aludido se ha justificado diciendo que la norma era compleja y que es partidario de una regulación más férrea.

Sanders no ha mencionado los famosos correos al considerar que los estadounidenses «están cansados» de ese tema, opinión que comparte O’Malley, que cree que hay problemas más urgentes como la desigualdad.

Inmigración, economía, política exterior

En relación con la inmigración, la peor parte se la han llevado los republicanos, que estas semanas cargan contra los hispanos o los musulmanes. «Necesitamos una reforma migratoria amplia para sacar a los indocumentados de las sombras», ha aportado Sanders, secundado por Webb.

Para O’Malley, Estados Unidos se hace «más fuerte» con cada generación de inmigrantes y ha apostado por ofrecer seguros de salud a indocumentados, a lo que Clinton ha respondido que no contaría con su apoyo. «Suscita muchos problemas», ha manifestado.

En materia económica, Clinton ha opinado que las finanzas «van mejor cuando hay un demócrata en la Casa Blanca», mientras que sus compañeros de filas han afeado su falta de mano dura con las grandes empresas: «El Congreso no regula Wall Street, sino que Wall Street regula el Congreso», ha denunciado Sanders.

Por último, en política exterior, se ha subrayado que Clinton apoyó la invasión de Irak en 2003. Sanders y Chafee han recordado que se opusieron. El primero, en concreto, se ha comprometido a no llevar a Estados Unidos a un laberinto militar si es presidente.

Clinton ha defendido su gestión como secretaria de Estado acudiendo a otros hitos: la operación contra Osama bin Laden y la imposición de sanciones a Irán.

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