Golpe de Estado en Níger

El golpe en Níger se convierte en la última oportunidad de Putin para desestabilizar Occidente

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El nulo papel de Pedro Sánchez en el contexto africano, más allá de Marruecos, podría resumirse con aquel viaje realizado a Kenia en octubre de 2022 cuando confundió aquel país con Senegal, un error que provocó la risa de los presentes. El golpe de Estado sufrido hace una semana en Níger ha vuelto a poner en la picota el cacareado liderazgo internacional del presidente del Gobierno porque a pesar de que el presidente expulsado por los golpistas, Mohamed Bazoum, es uno de los miembros de la Internacional Socialista y persona de confianza del presidente Sánchez en el continente africano, su margen real de acción es muy reducido.

La reacción del gobierno español no ha ido más allá de la condena al golpe y la ruptura fatídica de cualquier ayuda a la cooperación al desarrollo con graves consecuencias para la población de un país donde la mitad vive con menos de un dólar al día y que hacen de Níger el octavo país más pobre del mundo. En las últimas horas también se ha procedido a la evacuación de los menos de cien expatriados españoles que viven allí.

No obstante, la importancia de Níger en el mapa geopolítico africano es sustancial. El país africano es vital para los esfuerzos antiterroristas occidentales en el continente y porque también posee el 7% de las reservas mundiales de uranio.

Se trata además de uno de los pocos países de la región que acordó albergar bases de aviones no tripulados de EEUU y cientos de expertos en logística y fuerzas especiales estadounidenses involucrados en operaciones antiterroristas contra Boko Haram y militantes de ISIS.

Aunque el presidente saliente, Mohamed Bazoum, no ha sido el mejor ejemplo de la defensa de la democracia y de los derechos humanos, entre acusaciones de corrupción, persecución a la oposición y a los medios de comunicación independientes, su gobierno se había convertido en un aliado de Occidente, sobre todo para hacer frente a las insurgencias islámicas del Sahel y para frenar la esfera de influencia de Rusia.

Bazoum fue el último líder pro-occidental en una región donde el Grupo Wagner de Prigozhin apoya a los regímenes militares en los países vecinos. Sin embargo, la posición del Kremlin no está del todo clara ya que ha pedido oficialmente la liberación del presidente expulsado. Una posición que realmente podría esconder una oportunidad para que Putin se establezca en la capital nigerina Niamey, aumente su influencia en la región y vuelva a desafiar a Occidente.

Bases militares

La presencia militar de Francia, EEUU, Italia y la UE se ha incrementado en los últimos años tras los golpes de estado en los vecinos países de Malí y Burkina Faso, que acabaron por fragmentar las relaciones entre los países y sus socios occidentales.

Francia y EEUU están tratando de liderar la ofensiva occidental al golpe que sufre el país y tratar de restituir el statu quo anterior. El gobierno de Macron tiene entre 1.000 y 1.500 soldados en Níger, con apoyo de drones y aviones de guerra. Francia asegura que el papel de sus tropas es únicamente apoyar al ejército de Níger cuando las fuerzas locales identifican operaciones terroristas en las regiones fronterizas que conectan Mali y Burkina Faso.

El presidente francés ha dado una semana a los golpistas para devolver el poder a su colega secuestrado y amenaza con intervenir por la fuerza si es necesario y hasta entonces, decretar un bloqueo económico del país. Por ahora, los soldados franceses permanecen encerrados en la base.

Además, hay alrededor de 1.100 soldados estadounidenses repartidos en dos bases. En 2017, el gobierno de Níger aprobó el uso de drones estadounidenses armados para atacar a los yihadistas. Italia, por su parte, tiene unos 300 soldados, según el Ministerio de Defensa del país y la UE dispone de entre 50 y 100 soldados para una misión de entrenamiento militar de tres años que estableció en Níger a finales de 2022 para ayudar al país a mejorar su logística e infraestructura.

Por todo ello, casi todo Occidente intenta que Níger continúe siendo un socio en los esfuerzos antiterroristas y no recurra al grupo de mercenarios rusos, Wagner, en busca de asistencia de seguridad, como lo han hecho otros en la región. «Dondequiera que va Wagner», dijo el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken en marzo, «las cosas malas tienden a seguir».

Un gesto contundente que destaca la importancia crucial de la estabilidad del Sahel para la seguridad de la OTAN y de Europa debido a la posición estratégica de Níger.

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