El fiscal de Trump ordena no acusar a los dos policías blancos que mataron a un negro en Baton Rouge
Jeff Sessions, fiscal general del Gobierno de Estados Unidos —cargo que va unido al de secretario de Justicia—, ha ordenado este miércoles cerrar una investigación federal y no acusar de homicidio a los dos policías blancos que acabaron a tiros con la vida de un vendedor ambulante negro en Baton Rouge (Luisiana), según un comunicado oficial.
Es la primera vez que el nuevo fiscal general del Gobierno de Donald Trump decide renunciar públicamente a una investigación contra policías por eventual abuso de la fuerza en un caso que generó gran polémica el año pasado en Estados Unidos.
La muerte a los 37 años de Alton Sterling, en la ciudad de Baton Rouge, despertó el fantasma del racismo dentro de la policía estadounidense, a menudo acusada de brutalidades gratuitas contra los negros.
Su deceso provocó reacciones de indignación en todo Estados Unidos y una serie de altercados de alta tensión. Frente a la repercusión, el Departamento de Justicia había anunciado rápidamente una investigación federal.
Pero las pesquisas «no han podido reunir pruebas suficientes para procesar» a los dos agentes de la policía de Baton Rouge involucrados, dijo el miércoles el departamento de Sessions. Todo a pesar del vídeo que muestra la intervención de los dos agentes, cómo reducen brutalmente a Sterling y se oyen claramente los disparos que acabaron con su vida y los gritos de los testigos mientras los dos policías están sobre la víctima.
El vídeo grabado por testigos y puesto en línea muestra a un oficial corriendo tras un negro alto y delgado, antes de que otro agente lo ayudara a sujetarlo en el suelo y luego le disparara a quemarropa cuatro veces. Ambos policías eran de raza blanca.
“¿Le dispararon? ¡Oh maldito Dios mío!”, se escucha que grita un testigo en el video. También puede escucharse a una mujer lamentándose y gritando repetidamente: “oh Dios mío”.
Alton Sterling, padre de cinco hijos, apodado ‘CD man’, vendía discos compactos en el estacionamiento de un centro comercial. Su apariencia física correspondía a la descripción de una persona buscada, según la policía, que decidió interrogarlo.
Sterling se resistió al arresto, según la versión policial, que parece corroborar el video amateur que contribuyó a dar repercusión internacional al episodio.
Desde el inicio, los testigos del suceso afirmaron que Sterling iba desarmado, si bien el informe de la investigación policial —publicado este miércoles— afirmaba lo contrario, que portaba un arma calibre 38, cargada con seis balas. Nuevamente, ningún testigo independiente confirmó las afirmaciones de las autoridades de que habría intentado empuñarla.
El cierre del caso fue recibido con tristeza e indignación por sus allegados. «Hemos esperado todo este tiempo para nada», deploró Sandra Sterling, tía de Alton. «Esto hace mucho mal».
El presidente de la organización Southern Poverty Law Center, una organización que combate contra el racismo, se declaró «profundamente preocupada».
«La población estadounidense necesita una respuesta sobre los últimos momentos de la vida de Sterling: saber por qué esto se parece menos a un control policial que a una ejecución pública», dijo Richard Cohen.