Familia y amigos son los principales entornos de reclutamiento del Estado Islámico
La Universidad de Oxford pone en cuestión que las mezquitas sean el verdadero centro de radicalización y reclutamiento del Estado Islámico y pone el foco sobre los entornos familiares y de amigos.
Scott Atran, antropólogo e investigador de dicho centro educativo, asegura que tres cuartas partes de los nuevos reclutados están persuadidos por grupos cercanos. Atran añade que «la radicalización pocas veces se da en mezquitas. Esos jóvenes no se unen al movimiento radical por personas anónimas del Estado Islámico que los convencen, sino por la influencia de sus personas cercanas».
Según el profesor, para los nuevos efectivos supone «una llamada a la gloria y a la aventura. Para ellos entrar en el EI es una oportunidad para convertirse en héroes». «Para muchos islamistas, ISIS son la siglas de un símbolo revolucionario al mismo nivel de seducción que la Revolución Francesa, la Bolchevique o el nacimiento de la Alemania Nazi», añade el neoyorquino.
Scott Atran insiste en que los terroristas del Estado Islámico «se han convertido en un símbolo mundial en la época más interesante a nivel histórico desde la Segunda Guerra Mundial», un movimiento asentado en el terror y que cuenta con un número de voluntarios sólo comparable al que tenían los distintos ejércitos en aquella contienda.
Durante la conferencia ‘Combatientes Terroristas Extranjeros’, organizada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, precisó que «los líderes del islamismo radical entienden a la juventud mucho mejor que los gobiernos que tratan de combatirlos» y «saben como seducirlos hablando de rebeldía e idealismo y son hábiles manejando redes sociales, donde captan a perfiles que oscilan entre los 15 y los 24 años».
«El mensaje lanzado desde Europa al respecto de la maldad de los asesinos no cala entre los jóvenes islámicos de Occidente», dijo Atran, que también dirige los proyectos antropológicos del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia.
Para este experto, la clave está en que Naciones Unidas «descubra nuevas iniciativas para quebrar esta burbuja de reclutamiento» que es la principal fuerza de regeneración de los radicales. Unos radicales que han mostrado su poder y brutalidad en los últimos atentados de París y Túnez.