Estados Unidos mantiene tropas en Irak a pesar de la confusión generada

Estados Unidos mantiene tropas en Irak a pesar de la confusión generada
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América. Foto: AFP

Estados Unidos mantendrá el despliegue de soldados en Irak, según confirmó Mark T. Esper, secretario de Defensa estadounidense, tras el revuelo levantado por una carta enviada por el general de brigada William H. Seely III al Ministerio de Defensa iraquí que fue interpretada como una retirada de efectivos armados.

En la misiva se anunciaba que Washington reubicaba sus tropas en previsión de una marcha definitiva del país del Golfo “segura y eficaz”. Unos destacamentos formados por soldados integrados en la coalición internacional presente sobre el terreno para luchar contra el terrorismo yihadista.

Esta maniobra era vista como el cumplimiento de la exigencia de la Administración iraquí, que instó el domingo a EEUU a marcharse tras los graves acontecimientos sucedidos en los últimos días, que acabaron con el asesinato el viernes pasado del comandante de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria de la República Islámica de Irán Qasem Soleimani tras un ataque del Ejército norteamericano mediante aviones no tripulados en las cercanías del aeropuerto de Bagdad; este hecho llegó después de que se hubiese producido el asalto a la Embajada norteamericana, ubicada en la Zona Verde de la ciudad capitalina (área de máxima seguridad donde se ubican edificios gubernamentales y legaciones extranjeras), que fue un acto de respuesta por parte de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) ante la ofensiva norteamericana contra la milicia chií de Kata’ib Hizbulá (KH), acusada anteriormente de haber atacado en Kirkuk una base militar de la alianza internacional que lucha contra el yihadismo, acción en la que murió un contratista civil norteamericano.

La muerte de Soleimani (y de Abu Mahdi al-Muhandis, líder de las FMP, en la misma operación norteamericana) desató una escalada de tensión más grave si cabe en Oriente Medio y colocó a Estados Unidos en el centro de las iras de los iraquíes, y, obviamente, de Irán, que prometió “venganza” ante lo ocurrido. Ante este escenario, EEUU ordenó la evacuación de civiles nacionales de Irak ante posibles represalias por todo lo acaecido.

La carta del general William H. Seely III indicaba que para mover a los soldados se incrementarían los desplazamientos en helicóptero sobre la propia Zona Verde; esto fue interpretado como una maniobra de retirada de tropas, desmentida de plano por Mark T. Esper. El secretario de Defensa de EEUU manifestó que no había decisión alguna de abandonar Irak y que la carta era “incoherente respecto a donde estamos ahora”. “No ha habido ninguna decisión de ningún tipo de abandonar Irak”, remarcó el jefe del Pentágono, quien explicó que no sabía lo que era esa carta y que se estaba tratando de “averiguar de dónde viene y qué es”.

Mientras, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, aclaró que la misiva era “un borrador” y que “no debió ser publicada”.

Por otro lado, este domingo se comprobó que cientos de soldados estadounidenses habían emprendido viaje con destino a una base militar en Kuwait, donde harán de refuerzo a la misión en Oriente Medio. Mientras, está previsto que hasta 3.500 soldados se desplacen en los próximos días a este país del Golfo, una de las sedes del Mando Central de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (CENTCOM), donde se coordinan operaciones vinculadas a Irak y Afganistán. Ya la semana pasada, EEUU envió unos 750 soldados a la región tras el asalto a su Embajada en Bagdad.

El Parlamento de Irak había aprobado este domingo una moción por la que exigía al gigante norteamericano la salida de tropas de su territorio debido a la ofensiva que acabó con la muerte de Qasem Soleimani, pero el propio Donald Trump, presidente de Estados Unidos, acabó amenazando a la nación iraquí con sanciones ante esta determinación parlamentaria si se obligaba a las tropas norteamericanas a una marcha no amistosa. El dirigente norteamericano señaló además que, si sus efectivos militares tenían que salir de manera obligada, entonces Bagdad tendría que pagar a Washington el coste de las instalaciones castrenses radicadas en la zona.

Continúa de esta manera la polémica presencia militar de Estados Unidos en Irak, a pesar de que la población iraquí se había manifestado de forma mayoritaria contra esta permanencia estadounidense.

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