INFORME CONFIDENCIAL DE LA EMBAJADA EN CARACAS

Un cable de EEUU advirtió de fraude electoral desde que Chávez encargó el recuento a Smartmatic en 2004

Venezuela
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello junto a un mural de Hugo Chávez (Foto: AFP).

La embajada de Estados Unidos en Caracas advirtió del fraude electoral en el referéndum de Venezuela que decidió la permanencia del dictador Hugo Chávez en 2004. Smartmatic fue la empresa encargada de realizar el recuento de votos. La misma que ha utilizado Maduro para perpetuar su poder y de nuevo surgen las sospechas de fraude. La propia Smartmatic ha reconocido que se han manipulado datos de participación.

Venezuela
Cabecera del cable de Wikileaks sobre Venezuela.

Un cable enviado al Departamento de Estado por un asesor de la Embajada de EEUU en Caracas, y que aparece en el portal de filtraciones Wikileaks, ya advirtió en 2006 del posible fraude que la empresa Smartmatic habría realizado a la hora de auditar las elecciones en Venezuela. Según esta información, la empresa fue fundada a finales de los 90 por tres venezolanos Antonio Múgica, Alberto Anzola y Roger Pinate.

Los tres explicaron que la empresa contaba con una lista de 30 accionistas que preferían mantener el anonimato. El suegro de Anzola aseguró que estos inversores eran fieles de Chávez. El informe detalla que los primeros ingresos de la empresa surgieron de contratos suministrados por el ministro de Defensa venezolano, José Vicente Rangel, al que Chávez hizo más tarde su vicepresidente. También sugiere que uno de los mentores políticos de Chávez, Luis Miquilena, podría figurar entre estos inversores.

Según el documento oficial de la Embajada estadounidense, uno de los fundadores se ofreció al Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) para promocionar su empresa como un revolucionario sistema de votación electrónica. En principio, la empresa estaba registrada en Delaware (EEUU) con oficinas en Florida, pero -según indican los cables- llamaba la atención que la mayoría de empleados estaba en Caracas.

En mayo de 2006, declararon que habían hecho cambios en la estructura de la empresa para dividirla en dos partes. La primera seguiría en Delaware como oficina de contabilidad y el montaje de las máquinas que auditan los procesos en Nueva York. Mientras que la otra parte estaba registrada en Barbados, según el cable, para centrar las ventas. Sin embargo, también mencionan que parte de la fabricación la realizan en China, Taiwan e Italia.

La sombra del fraude

En la oposición venezolana siempre ha sobrevolado la sombra del fraude en los comicios de 2004. Tal y como recoge el informe, hubo un estudio que desmontó el supuesto sistema fraudulento de las máquinas a la hora de realizar el recuento. Lo más sospechoso, según indican, es que las máquinas se pusieran en contacto con el servidor antes de publicar sus resultados. ¿Qué quiere decir esto? que podrían haber cambiado los resultados sin que los observadores internacionales se dieran cuenta de ello. Aunque nunca lo pudieron probar.

Según la información obtenida por el Departamento de Estado de EEUU, un técnico del régimen logró neutralizar los protocolos de almacenaje de datos en las máquinas para las elecciones a la Asamblea Nacional en 2005. Se apoyó en que las máquinas utilizaban el sistema operativo Windows para descargarse un programa y acceder a la base de datos creada para realizar el recuento. Desde la propia empresa aseguraron que era imposible controlar estos resultados, pero el resultado de los comicios despertó la desconfianza en la oposición: Chávez se hizo con el control absoluto de la Asamblea Nacional.

El informe destaca que en la ley venezolana venía recogido que los recuentos para los comicios debían de ser automatizados para evitar el fraude. La empresa española Indra fue contratada para desempeñar esta tarea, pero con la llegada de Chávez todo cambio y, explican, inició procesos cerrados donde Smartmatic, una empresa prácticamente desconocida sin experiencia electoral, ganó contratos millonarios pasando a ser un keyplayer en el mundo de los resultados y auditorías electorales.

El cable de Wikileaks termina preguntándose por la verdadera identidad de la empresa, venezolana y manejada por venezolanos, y sobre la identidad de los inversores anónimos: «¿Prefieren el anonimato por su afiliación política o porque quizá manejen intereses gubernamentales mayores que los del propio gobierno venezolano?».

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