Arabia Saudí y los hutíes buscan en Omán el fin de la guerra de Yemen
Un “encuentro inesperado” del que se tiene “poca información”. Así ha definido el medio Al-Manar la reunión del viceministro de Defensa saudí -e hijo del rey del Reino- Khalid bin Salman bin Abdulaziz con una delegación hutí de Ansarullah, la organización que combate al Gobierno central de Yemen liderado por Abd Rabbuh Mansur al-Hadi desde 2014.
El funcionario saudí se desplazó hasta la capital de Omán, Mascate, para mantener un encuentro privado con Abdel Malek Badreddin, quien ha sido catalogado como “un hombre fuerte vinculado a la cúpula del movimiento hutí”, el pasado lunes 11 de septiembre. Esta información no salió a la luz hasta este fin de semana. “Un avión omaní transportó el lunes a un hombre cercano al líder de Ansarullah desde la capital yemení, Sanaa, a Mascate”, ha publicado Al-Manar.
La reunión, en la que también estuvo presente el ministro de Relaciones Exteriores de Omán, Youssef ben Alawi, se ha producido en el marco de la visita oficial que realizó el funcionario saudí a su país vecino, donde mantuvo encuentros con varias autoridades omaníes para discutir las relaciones bilaterales, la estabilidad y la seguridad en Oriente Medio. Sin embargo, según los analistas consultados por Al-Manar, el viaje tuvo tres objetivos claramente marcados: en primer lugar, la petición a Omán para que medie en las conversaciones con Irán para poner fin a las tensiones en la región; en segundo lugar, la gestión de la guerra en Yemen y el comienzo de un diálogo directo con Ansarullah; y, en tercer y último lugar, la necesidad de poner fin a los ataques latentes en la provincia yemení de Al Mahra, fronteriza tanto con Arabia Saudí como con Omán.
Estas informaciones no han sido confirmadas hasta el momento por el Gobierno saudí, que se ha limitado a explicar el viaje oficial de Khalid bin Salman al Sultanato. En este sentido, el diario local Times of Oman informó de que el viceministro saudí y su delegación acompañante fueron recibidos por el ministro de la Oficina Real omaní, Sultan bin Mohammed Al Nu’amani; y por el ministro de Defensa Sayyid Badr bin Saud Al Busaidi. En la reunión, las dos partes “intercambiaron conversaciones sobre la marcha de las relaciones fraternales que unen al Sultanato y al Reino”, y “revisaron una variedad de campos de la cooperación conjunta, así como los medios, para mejorarlos para lograr los intereses comunes de los dos países, además de abordar asuntos de interés común”, según explicó el medio.
Si las negociaciones con los hutíes continúan, lo que parece probable, Arabia Saudí estaría confirmado su voluntad de erigirse como el gran artífice de la solución a la guerra de Yemen, un conflicto que se ha convertido en la mayor crisis humanitaria del mundo, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El pasado 5 de noviembre, se puso fin a uno de los dos enfrentamientos que asolaban el país asiático. El Gobierno central yemení liderado por el presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, y el Consejo Transicional Sureño (STC, por sus siglas en inglés) enterraron el hacha de guerra -abierta desde agosto- con la firma del Acuerdo de Riad, un entendimiento auspiciado por el Reino en el que pactaron la distribución del poder en un nuevo gobierno, la retirada de las tropas secesionistas del sur y emiratíes, y la cesión del control a Arabia Saudí. Esto le permite a Riad obtener más presencia en la región y contrarrestar, a su vez, la influencia ejercida por Irán. Por ello, se ha considerado a la monarquía del Golfo como la gran ganadora de este acuerdo.
Sin embargo y a pesar de este éxito, cabe destacar que lograr una solución con los hutíes es mucho más complejo. El enfrentamiento lleva abierto cinco años; la violencia, lejos de disiparse, se recrudece constantemente; y los intereses en juego tanto regionales como occidentales no permiten conseguir avances hacia la paz. En esta línea, el analista Eric D. Meyer, explica que “el conflicto hutí-Hadi se convirtió en una guerra de poder saudí-iraní, con Estados Unidos apoyando a los saudíes y los rusos apoyando a los hutíes, haciendo de la guerra civil yemení una contribución claramente sangrienta a ‘La Nueva Guerra Fría’ en Oriente Medio”.
Esta misma línea argumental ha sido defendida desde Irán. “Firmar dichos documentos [Acuerdo de Riad] de ninguna manera ayudará a resolver los problemas de Yemen”, declaró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Seyyed Abbas Mousavi. “Si los saudíes buscan seriamente ayudar a resolver la crisis de Yemen, deberían dejar de firmar acuerdos con grupos no autorizados en el país y deberían, en cambio, aceptar la propuesta de Ansarullah”, señaló el funcionario, que se refiere al plan anunciado en septiembre por el que la milicia se comprometía a terminar sus ataques si la Coalición Internacional liderada por Arabia Saudí actuaba de la misma forma.
Además, para el periodista yemení Abbas al-Dhaleai, que el Reino haya iniciado un diálogo con los hutíes solo significa que “Ansarullah realmente ha derrotado a los saudíes”. “Los saudíes finalmente han capitulado y todo sugiere que Riad aceptará todas las condiciones solicitadas por el movimiento hutí”, ha concretado al respecto.
Junto con los incipientes esfuerzos de negociación de Arabia Saudí, es conveniente recordar que Estados Unidos ya se planteó, en el mes de agosto, mantener conversaciones directas con la milicia hutí, como informó en aquel momento el diario The Wall Street Journal. Esto no es un movimiento nuevo por parte del gigante norteamericano. “En 2015, unos meses después de que comenzara la guerra en Yemen, los principales enviados de la Administración Obama se reunieron en secreto con los rebeldes hutíes por primera vez en Omán para presionar por un alto el fuego y la liberación de los estadounidenses detenidos por los combatientes yemeníes. Además, funcionarios estadounidenses se reunieron con líderes hutíes el pasado diciembre en Suecia durante las conversaciones de paz dirigidas por Naciones Unidas, si bien no ha habido ninguna negociación directa significativa desde que el presidente Trump asumió el cargo en 2017”, informó la publicación estadounidense.