Arabia Saudí denuncia acto terrorista contra un petrolero en el mar Rojo

Arabia Saudi
Petrolero de Arabia Saudí en el Mar Rojo.

Arabia Saudí indicó que la reciente explosión de un petrolero de bandera de Singapur cuando descargaba en un puerto de Yeda, en el mar Rojo, es un «acto terrorista», que no causó víctimas ni daños materiales. La nave fue atacada por «un barco bomba en los primeros minutos de la madrugada del lunes, lo que causó un pequeño incendio sin que nadie resultara herido», afirmó una fuente oficial del Ministerio de Energía saudí, según lo publicado por la agencia oficial de noticias saudí SPA.

El informante no identificado condenó este «ataque terrorista» y destacó que se produce «poco después de una serie de ataques contra otro barco en Al-Shuqaiq, situada en el sureste del Reino, la estación de distribución de productos petrolíferos en el norte de Yeda y la plataforma flotante de descarga en la provincia de Jazan, fronteriza con Yemen». «Estos actos terroristas destructivos, dirigidos contra instalaciones vitales, van más allá de atacar al Reino y sus instalaciones vitales, y tienen como objetivo la seguridad y estabilidad del suministro de energía del mundo», aseguró. Asimismo, señaló que lograron extinguir el incendio «sin que se registrara daños en las instalaciones de descarga de combustible ni ningún impacto en sus suministros». Concluyó que esta acción afecta «gravemente al tráfico marítimo, la seguridad de las exportaciones de petróleo y la libertad del comercio mundial, además de amenazar las aguas costeras y regionales que están expuestas a grandes desastres medioambientales por la fuga de petróleo».

Por ahora, ningún grupo ha reivindicado la autoría de este supuesto ataque. La explosión, que ocurrió a las 00.40 hora local (21.40 GMT del domingo) en el barco BW Rhine, provocó un incendio a bordo que fue extinguido por los marineros y bomberos en el puerto de Yeda, confirmó la compañía naviera, Hafnia, que informa sobre que no hay heridos entre los 22 tripulantes.

La compañía naviera, con sede en la ciudad-Estado de Singapur, apunta en un comunicado que el barco sufre daños en el casco y que es «posible» que se haya escapado parte del petróleo que transporta, mientras realizan una serie de pruebas y mediciones sobre su carga. El mes pasado, otro petrolero sufrió un ataque con una mina junto a la costa saudí, que las autoridades atribuyeron a los rebeldes hutíes en Yemen, que no reivindicaron el ataque.

Nuevo episodio de violencia e inseguridad en el Golfo que podría ser atribuido en principio a los rebeldes hutíes, grupo chií afín a la República Islámica de Irán que trata de socavar el Gobierno internacionalmente reconocido de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, el cual está apoyado por una coalición militar liderada por Arabia Saudí y de la que forman parte países como Emiratos Árabes Unidos, dentro del marco del conflicto armado que asola al país yemení.

Las ofensivas contra petroleros en aguas del Golfo y contra intereses saudíes se multiplicaron tras el conflicto derivado por las sanciones que impuso Estados Unidos a Irán a cuenta de los incumplimientos del pacto nuclear sellado en 2015 junto a otras potencias como Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia o China, por el que se limitaba el programa atómico iraní, sobre todo en lo relacionado con materia armamentística.

El Ejecutivo de Donald Trump se salió del acuerdo en 2018 para imponer esas sanciones al régimen de los ayatolás, entre las que destacaban las ligadas con el comercio de crudo, principal fuente de financiación persa.

En este escenario, Hasán Rohaní, presidente de Irán, amenazó con seguir comerciando con su petróleo, con bloquear el estrecho de Ormuz (principal zona de paso del comercio petrolero mundial) y con incumplir términos importantes del pacto nuclear, relativos al enriquecimiento de uranio y el tratamiento de agua pesada.

Bajo este panorama, se sucedieron atentados contra buques en aguas del Golfo y contra infraestructuras petrolíferas y aeroportuarias de Arabia Saudí, de las que se responsabilizó a Irán y agentes proiraníes, como los rebeldes hutíes de Yemen. Todo ello circunscrito dentro del ya tradicional enfrentamiento entre Arabia Saudí, principal representante de la rama suní del islam, e Irán, estandarte de la contrapuesta rama chií, que luchan por la hegemonía regional en Oriente Medio.

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