Cómo usar un irrigador bucal
El irrigador bucal artilugio que todos podemos utilizar para completar la limpieza de los dientes, pero es especialmente recomendable para niños y adultos que llevan ortodoncia de modo que sea factible garantizar una limpieza en profundidad de cada pieza dental.
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Nuestra salud bucal y en especial la dental está condicionada por tener una buena higiene. Al hecho de cepillarnos a diario, así como utilizar la hilo dental o un colutorio, podemos sumar también el uso del irrigador con el que acabar de limpiar por completo nuestros dientes y toda la boca. Veamos a continuación, una guía de pasos en la que te explicamos cómo usar un irrigador bucal de forma correcta.
El irrigador dental o bucal, funciona de manera muy simple ya que consiste en un dispositivo a través del cual podemos lanzar un pequeño chorro de agua, para la eliminación efectiva de partículas de alimentos, así como para limpiar en profundidad la placa de los dientes y el espacio interdental. Al mismo tiempo, el chorro líquido cuida las encías, limpiándolas con suciedad y aplicando un efecto de masaje.
Pasos para usar un irrigador bucal
El irrigador bucal artilugio que todos podemos utilizar para completar la limpieza de los dientes, pero es especialmente recomendable para niños y adultos que llevan ortodoncia de modo que sea factible garantizar una limpieza en profundidad de cada pieza dental.
- Primero de todo, a la hora de usar un irrigador bucal debes saber qué líquido utilizar. Normalmente suele ser agua corriente, aunque algunas personas preparan infusiones específicas aunque lo cierto es que no es necesario.
- Eso sí, si deseas asegurarte que el agua está purificada la puedes hervir y una vez se haya enfriado, la aplicas a los dientes mediante el irrigador.
- Llena el irrigador con el agua por la abertura para ello, y en los primeros minutos del trabajo del irrigador, es necesario elegir un modo de funcionamiento para que el líquido se aplique bajo una ligera presión y, después de un tiempo, se pueda aumentar la fuerza a la que sale el chorro del agua. Esto permitirá que los dientes se acostumbren a la presión creada por el chorro de agua.
- Cuando utilizas un irrigador bucal para limpiar los dientes, debes tratar todas las áreas de dientes y encías disponibles. El procedimiento debe realizarse de forma pausada, y teniendo en cuenta todos y cada uno de los dientes.
- Es aconsejable comenzar el tratamiento desde áreas a las que se pueda llegar fácilmente. Es decir, introducir el irrigador en la parte frontal de la boca, cerrar esta y dejar que el agua salga a chorro. Si dejas la boca abierta, comprobarás como la presión del agua contra dientes y encías saldrá hacia fuera y te llenarás la cara con agua.
- Una vez hayas pasado la punta del irrigador por todos y cada uno de los dientes de delante (y de arriba a abajo), gira un poco de lado el irrigador, de modo que puedas limpiar entonces las muelas y el resto de los dientes de la boca.
- Te recordamos que es necesario además sostener el dispositivo de tal manera que el chorro de agua se dirija siempre arriba hacia abajo.
- Una vez hayas acabado de aplicar toda la boca con el chorro del irrigador, será buena idea que enjuagues bien la boca haciendo gárgaras con un poco más de agua o con el colutorio.