La vida de Clístenes: el padre de la democracia en Atenas
La vida de Clístenes es un ejemplo de cómo un individuo puede cambiar el curso de la historia a través de sus acciones y sus ideales.
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Clístenes, perteneciente a una familia de larga tradición en la polis, fue un político ateniense que enfrentó la tiranía de los Pisistrátidas y reformó la estructura política de Atenas a finales del siglo VI a.C. Desde el exilio, el joven legislador organizó una campaña con la que logró liberar a Atenas e introducir un sistema de gobierno democrático. De esta manera, Clístenes se convirtió en el padre fundador de la primera democracia en la historia.
Nacimiento y juventud de Clístenes
Clístenes (570 a. C.-507 a. C.) nació en el seno de la familia aristocrática de los Alcmeónidas de Atenas. Su padre era Megacles II, un personaje importante en la política ateniense, y su madre, Agariste, era hija de Lístenes, el tirano de la ciudad Sición.
Los Alcmeónidas eran conocidos por su tradicional oposición a la tiranía. Habían apoyado a Solón, un legislador y mediador que, en respuesta a las protestas y exigencias sociales, estableció una asamblea de los ciudadanos (Ekklesía) abierta a las clases medias en Atenas. Tras una larga disputa con la tiranía de Pisístrato, los Alcmeónidas fueron derrotados y obligados a exiliarse en 546 a.C. Entre ellos estaba el joven Clístenes.
Sin embargo, hay autores que desmienten esta versión, pues se tiene certeza de que Clístenes asumió el cargo de arconte (un alto funcionario administrativo) durante el reinado de Hipias, hijo del tirano populista Pisístrato, en el año 524 a.C.
Reformas políticas
En el año 508 a.C., Clístenes lideró una serie de reformas políticas que transformaron radicalmente el sistema de gobierno en Atenas. Una de las reformas más importantes fue la creación de la deme, una división territorial que permitía una mayor participación de los ciudadanos en la vida política de la ciudad. Clístenes también introdujo la ostracismo, un mecanismo mediante el cual los ciudadanos podían desterrar a un político considerado peligroso para la democracia.
Además, se estableció el consejo de los 500, una asamblea representativa de la ciudadanía que se encargaba de proponer leyes y tomar decisiones importantes para la polis. Esta asamblea estaba compuesta por ciudadanos elegidos al azar, lo que garantizaba una representación diversa de la población ateniense. Gracias a estas reformas, Atenas se convirtió en una de las primeras democracias de la historia, donde el poder estaba en manos del pueblo y no de una élite aristocrática.
La derrota de Hipias
Desde el exilio, los Alcmeónidas organizaron una primera expedición en contra del tirano, pero fracasó. En su segundo intento, Clístenes alegó el apoyo del oráculo sagrado de Delfos para convencer a los antiguos rivales de Atenas, los espartanos, para que destituyera a Hipias. En efecto, los espartanos, al mando del rey Cleómenes, decidieron obedecer a los dioses y derrocar la tiranía de Atenas.
La primera incursión militar resultó fallida, pero cuando los espartanos movilizaron las tropas de la Liga del Peloponeso, las fuerzas de Hipias y sus aliados tesalios no pudieron contra ellos. Hipias se refugió en la Acrópolis, donde capituló a cambio de poder salir en libertad. Fue entonces cuando, Clístenes, con ayuda del ejército militar de Esparta, logró derrotar la tiranía de Hipias.
Dos potencias enfrentadas: Clístenes contra Iságoras
Una vez derrotada la tiranía, quedaron dos partidos en Atenas: Clístenes, de la familia de los Alcmeónidas, e Iságoras, hijo de Tisandro, proveniente de una familia ilustre. Los dos partidos representaban dos opciones políticas contrapuestas.
En un principio, Iságoras obtuvo una gran ventaja política al ser nombrado arconte en el año 508 a.C., pero Clístenes contraatacó y propuso una serie de reformas políticas que le haría ganar el apoyo popular de los atenienses. Al verse en peligro, Iságoras se opuso a los planes de Clístenes y apeló a su aliado, el rey espartano Cleómenes, para que interviniera y lo eliminara.
Fue entonces cuando el antiguo protector de Clístense, el rey Cleómenes, se volvió en su contra y envió una pequeña fuerza para asediar Atenas. Ante esta situación, Clístenes abandonó prudentemente la ciudad. No obstante, Iságoras y los espartanos fueron rechazados por la población y se vieron en la obligación a abandonar la ciudad.
Las reformas democráticas de Clístenes
Una vez que Iságoras fue expulsado, Clístenes y los demás exiliados pudieron regresar a la ciudad y ya no había ningún obstáculo para poner en marcha las reformas propuestas. El objetivo de Clístenes no era reemplazar la tiranía de una familia por la de otra, sino cercenar el poder de la aristocracia y ampliar el del pueblo mediante una transformación radical de la organización religiosa y política.
Entre 508 y 507 A.C., el gran político griego introdujo una nueva reforma que daba un poder muy importante a cada una de las 10 tribus en que quedaría dividido el pueblo. Incrementó a 500 los miembros de la Boulé, el Consejo creado por Solón, cincuenta por cada tribu; otorgó mayor poder a la Asamblea general (Ekklesia) y promovió la designación a las magistraturas por sorteo.
A pesar de que las reformas no se materializaron completamente en la práctica, Clístenes instauró la democracia en Atenas y sentó las bases para la creación de nuevas reformas que permitieran establecer un sistema de gobierno plenamente democrático.
Su contribución a la democracia ateniense es fundamental y su legado perdura hasta nuestros días. Clístenes demostró que la política no debe ser un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos los ciudadanos.
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