Víctor Lustig, sus grandes estafas en la historia

En la historia de la humanidad, han habido personajes que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva por sus acciones. Algunos de ellos son recordados por sus hazañas, mientras que otros son recordados por sus delitos. En este último grupo se encuentra Víctor Lustig, un estafador profesional que se hizo famoso por sus engaños y trucos.

Nacimiento y primeros pasos

Víctor Lustig nació en Bohemia, hoy en día República Checa, en 1890. Desde joven se dedicó a la vida delictiva, y pronto se convirtió en un experto en estafas y engaños. A lo largo de su vida cometería numerosos delitos, pero sin duda su fama se debe a dos grandes estafas que llevó a cabo.

La primera de ellas fue la venta de la Torre Eiffel. En 1925, Lustig se hizo pasar por un funcionario del gobierno francés y contactó a varios chatarreros para ofrecerles la torre. Les dijo que la estructura estaba en mal estado y que se necesitaba desmontarla para ahorrar costos de mantenimiento. Uno de los chatarreros, André Poisson, cayó en la trampa y pagó una gran cantidad de dinero para adquirir la torre. Por supuesto, Lustig desapareció con el dinero y Poisson nunca recibió la torre.

Una máquina para hacer dinero

La segunda gran estafa de Lustig fue la «máquina para fabricar dinero». En 1928, Lustig se hizo pasar por un hombre de negocios de gran éxito y contactó a varios banqueros para ofrecerles una máquina que según él podía imprimir billetes de dólar. Lustig les ofreció una demostración y dejó que uno de los banqueros probara la máquina. Por supuesto, la máquina era una simple caja con un espejo que reflejaba los billetes de dólar que Lustig había puesto dentro. Lustig logró vender la máquina por una gran cantidad de dinero antes de desaparecer.

Un final en la cárcel

Estas dos grandes estafas convirtieron a Lustig en una leyenda, pero también lo llevaron a la cárcel. Lustig fue arrestado varias veces a lo largo de su vida, pero siempre lograba escapar de la justicia. Sin embargo, en 1935 fue capturado en los Estados Unidos y sentenciado a 20 años de prisión. De ahí ya nunca volvería a salir. En 1947, Lustig falleció en la prisión de Alcatraz a causa de una neumonía.

La vida de Víctor Lustig es un ejemplo de cómo la astucia y la creatividad pueden ser usadas para fines malvados. Lustig fue capaz de engañar a personas inteligentes y astutas gracias a su habilidad para crear personajes ficticios y contar historias convincentes. Aun así, es importante recordar que la mayoría de las personas no son como Lustig y que la honestidad y la integridad son valores fundamentales en cualquier sociedad.