El problema de Fernando VII que le impedía tener descendencia
A veces la vida de un rey de la antigüedad no era fácil. Hace unos días hacíamos un repaso a los monarcas más feos de la historia de España que, a través de sus retratos, y lo que hemos ido conociendo por los historiadores de la época, no eran precisamente agraciados. El problema también venía cuando una extraña enfermedad también te impedía tener relaciones sexuales, algo básico para la descendencia en la monarquía. Esto le ocurrió a Fernando VII, que estuvo a punto de dejar sin descendencia a nuestro país. La extraña enfermedad que padecía el monarca era una macrosomía genital, que le impedía tener relaciones sexuales con sus esposas.
El peor rey de España
Según los historiadores que han podido analizar el doble reinado de Fernando VII, se trata de uno, para muchos el peor, rey de la historia de España. Populista, mujeriego, incapaz, y felón, así describían las incapacidades del monarca para hacer frente a las necesidades del país que vivió una época complicada con José Bonaparte reinando unos años en medio de Fernando.
A esto se le unía que la descendencia para el trono estaba en verdadero entredicho ya que Fernando VII era incapaz de acostarse con una mujer, debido al tamaño de su pene. El escritor francés Prosper Mérimée, describió el miembro del rey muy claramente: «fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar».
Y eso que no le faltaron ocasiones. Fernando VII se casó hasta en cuatro ocasiones, y solo fue con su última esposa, su sobrina, María Cristina la que dio descendencia, después de muchos intentos fallidos.
Cuatro bodas fallidas
Según Emilio La Parra Pérez, uno de los historiadores de nuestro país que más sabe sobre el reinado de Fernando VII, el rey era poco agraciado. Su cara no daba pie a mucho y lo describe como un hombre poco llamativo: «un hombre de mediana estatura, corpulento (en 1821 pesaba 103 kilos…) Gran comilón, su obesidad fue en aumento con el tiempo, circunstancia que su pintor preferido, Vicente López, no pudo ocultar. En los excelentes retratos realizados por este artista se observa la creciente obesidad, la pérdida de cabello y el prematuro envejecimiento del monarca, cuyo aspecto es cada vez más abotargado» cuenta el historiador.
Ante esto, era difícil que el rey resultara atractivo para las mujeres, pero tenía que encontrar una como fuera. Se le concedió un matrimonio de conveniencia con María Augusta de Sajonia, pero finalmente esta alianza no prosperó.
Después fueron cuatro las mujeres que tuvieron que enfrentarse al enorme miembro viril del rey, que era conocido en toda la corte. La primera de sus mujeres fue su prima, María Antonia de Nápoles. Pero la fatalidad se cebó con el rey. María Antonia sufrió dos abortos y murió en 1806 de tuberculosis,
La segunda mujer que se casó con Fernando VII fue una sobrina, María Isabel de Braganza. Tampoco hubo suerte para traer las descendencia deseada, aunque tuvieron una hija, María Teresa, que murió a los pocos meses de nacer. En esta época, eran frecuentes los escarceos de Fernando VII con otras mujeres.
En 1819, Fernando VII probó suerte casándose con María Josefa Amalia de Sajonia, con la que tampoco tuvo descendencia. Cuentan que su tercera esposa salió despavorida la noche de bodas al contemplar el miembro de su marido. Al final se quedaron sin descendencia.
Ante la preocupación de la corte por el problema de Fernando VII, los propios médicos confeccionaron una especie de almohada redonda con un agujero en medio, para que durante el acto sexual no produjera daños a sus esposas.
María Cristina, cuarta esposa
Finalmente en 1829, Fernando VII contrajo matrimonio con María Cristina de las dos Sicilias, otra de sus sobrinas. Esta relación se consumó con dos hijas: Isabel, futura Isabel II de España, y Luisa Fernanda. Con esta descendencia, el país tendría nueva regencia a la muerte de Fernando VII que siempre tuvo la estigma de su enfermedad a la hora de poder procrear.
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