Domingo de Soto, el teólogo confesor de Carlos V
El dominico Domingo de Soto fue posiblemente la persona que mejor conoció al Emperador Carlos V. Fue su confesor, pero no se limitó a escuchar al rey, este fraile nacido en Segovia en el 1494, también aportó con sus investigaciones al mundo de la ciencia, la filosofía o sobre el universo moral de la economía.
Domingo de Soto nació en Segovia, pronto entró a formar parte de la Universidad de Alcalá, en el Colegio de Dominicos de Santo Tomás de Aquino, y pudo viajar a Paría para completar su formación. Pronto ocuparía cargos en diferentes universidades del país como la cátedra de Metafísica de la Universidad de Alcalá o la cátedra de Teología de la Universidad de Salamanca.
Pero su relación con Carlos V era muy estrecha. El teólogo participó en el importante Concilio de Trento celebrado en 1545 por petición del propio Emperador español, y tres años después fue uno de los escritores del Interim de la Dieta de Augsburgo.
Preocupado por la sociedad
Su notabilidad como teólogo fue infinita y aportó varios estudios en diferentes áreas. Se interesó por la ciencia y la economía, preocupándose por los problema políticos-teológicos de la época en la que vivía. En cada una de sus obras, subyace la idea de la dignidad de las personas y la libertad de estos en el mundo en el que viven.
En un contexto de fuertes hambrunas, que le pillaron muy de cerca en la ciudad de Salamanca, Domingo de Soto escribió Deliberación en la causa de los pobres, una serie de escritos en los que criticaba las duras decisiones tomadas por los legisladores de la época con la intención de acabar para siempre con la mendicidad.
En esta tesitura, sus posiciones junto a los más desfavorecidos, le llevó a defender la causa indígena y los derechos de los americanos en las colonias. Cuando participó en la Junta de Valladolid, en 1550, su postura fue radicalmente a favor de una evangelización del Nuevo Mundo de manera pacífica, algo que luego no logró ver con claridad.
De soto defendía que ningún tipo de evangelización debía tener imposiciones violentas ya que los indígenas debían estar provistas de derechos contra los colonizadores.
Teología, filosofía y física
Dado su gran formación en diferentes campos muy diferentes, Domingo de Soto fue un reconocido investigador de la lógica, la física y la teología. Destacan varios comentarios a los escritos de Aristóteles y libros de física que le valieron para refundar sus teorías.
Gracia a esto, el teólogo fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante, siendo un descubrimiento clave para que posteriormente investigadores como Galileo o Newton formularán sus famosas teorías sobre la gravedad.
Domingo de Soto fue una persona ilustrada, con cierta influencia dentro de los mandatarios de su época, llegando a tener decisión sobre muchas propuestas económicas para la población.
Por esto, y por todos sus estudios, el Emperador le ofreció el obispado de la ciudad de Segovia, que rechazó para centrarse en sus estudios económicos.
Domingo de Soto murió en 1560 en la ciudad de Salamanca, después de dejar un legado inmenso de investigaciones muy provechosas para científicos, filósofos y teólogos posteriores.
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