Los científicos no dan crédito: hallan un pan de 8.000 años que pone en duda lo que sabíamos de la fermentación

En el mundo de la arqueología, cada día aparecen más hallazgos que nos dan contexto sobre cómo era todo hace miles de años. Desde cuevas con pinturas, jeroglíficos imposibles de descifrar, hasta ciudades enterradas por siglos. Pero ahora, el protagonista no es una joya antigua ni una estatua milenaria, sino algo sumamente cotidiano: un pan.
Este alimento sirve para el desayuno, acompañar almuerzos, cenas improvisadas y se convierte en bocatas exprés. Pero, ¿cuándo se hizo por primera vez en la historia? Según un nuevo hallazgo, el primero fue hace 8.600 años y no fue en Egipto ni en Mesopotamia, sino en Turquía.
Este es el primer pan del mundo
El hallazgo ocurrió en Çatalhöyük, al sur de la actual Turquía. Un sitio clave en la historia de la humanidad. Fue una de las primeras ciudades del Neolítico, donde surgieron la agricultura organizada, la ganadería y las viviendas planificadas. No es casual que también allí se haya hecho el primer pan con levadura del que se tiene evidencia.
Los arqueólogos lo encontraron en un horno colapsado, en una zona llamada Mekan 66, donde las casas de adobe compartían muros y techos. En una esquina del horno, justo donde menos esperaban, apareció la pieza redonda, esponjosa, con la marca de un dedo en el centro. Pequeña, sencilla y perfectamente conservada.
Lo más sorprendente es que no estaba horneada. La mezcla fermentó de forma natural, y quedó olvidada ahí. Gracias a una capa de arcilla que selló el entorno, el pan sobrevivió más de ocho milenios. Las pruebas de radiocarbono confirmaron que su antigüedad ronda el año 6.600 a.C.
Análisis con microscopios electrónicos revelaron restos de almidón, estructuras de aire y trazas químicas típicas de la fermentación. También se identificaron partículas de trigo, cebada y guisantes. Así que no hay duda, es pan.
Hasta este hallazgo, el registro más antiguo de pan fermentado databa de Egipto, unos 4.500 años atrás. Esta pieza lo dobla en edad y cambia por completo lo que creíamos saber sobre la fermentación.
¿Cómo se fermenta un pan?
La fermentación del pan es un proceso biológico en el que la levadura transforma los azúcares de la harina en dióxido de carbono y alcohol. Ese gas queda atrapado en la masa, formando burbujas que la hacen crecer. Así se consigue esa miga aireada.
Durante ese mismo proceso, se generan compuestos que le dan sabor al pan, como los ácidos orgánicos. El tipo de levadura, la temperatura ambiente, el tiempo de reposo y hasta la humedad de la masa influyen en cómo se desarrolla la fermentación.
Este proceso pasa por varias etapas. Primero, la fermentación inicial después del mezclado; luego, tras el primer amasado, la masa sigue fermentando. Después, ya con forma, descansa otra vez antes de entrar al horno, donde ocurre la última fase: la fermentación final, impulsada por el calor.
Cada fase tiene su importancia, y si alguna falla, el pan queda denso, sin sabor o con una miga irregular. Por eso, fermentar bien es tan complicado.