El postre que hacía furor en los años 80 en España: hoy ya no se encuentra en casi ningún restaurante
Cuando se da el último bocado después de comer, decir que uno está lleno es lo habitual. Pero si alguien pregunta si apetece postre, la respuesta cambia, pues siempre hay espacio para algo dulce.
Chocolate, turrón, fruta, helado… las opciones se repiten desde hace décadas. Pero hubo un postre que, entre finales de los 70 y parte de los 80, tenía algo especial: un punto ácido, dulce y refrescante, ideal para acabar cualquier comida sin pesadez. Lo curioso es que, aunque fue un clásico que nunca faltaba, hoy apenas se ve.
Este es el postre que arrasó en los 80 y hoy casi nadie recuerda
El postre popular en los años 70 y 80 fue el limón helado (y su versión con naranja) servidos dentro de su propia cáscara. En su momento, era casi obligatorio en cualquier menú del día, en bodas, comuniones o celebraciones familiares. En bares, restaurantes de carretera o incluso en la playa, siempre había uno esperando en el congelador.
El formato era sencillo pero divertido: una fruta vaciada, rellena con un helado de su mismo sabor, y vuelta a cerrar con la tapa de cáscara. Visualmente resultaba gracioso y gustaba a todos, sobre todo por su textura helada, casi granizada si no se dejaba descongelar un poco.
El de limón era más refrescante, con ese sabor intenso, ácido y azucarado, que no sabía a zumo natural pero sí a algo que apetecía. El de naranja, más suave y dulzón, recordaba más a un caramelo.
Los distribuían marcas como Frigo o Camy, y era fácil encontrarlos en cámaras congeladoras, sobre todo en bares o comedores escolares. En supermercados, a veces también, pero lo normal era tomarlos fuera de casa.
Por qué desapareció este postre clásico
Entre los motivos por los que este postre ha caído en el olvido, destaca el cambio en el gusto del público. Los postres dulzones, con sabores artificiales, fueron perdiendo fuerza. Y a partir de los años 90, la cocina dio un giro: llegaron los mousses, las tartas templadas, los bizcochos caseros… El limón helado quedó como un recuerdo de menú de boda.
Además, aunque el formato tenía su gracia, no era práctico. Estaba tan congelado que no había forma de meter la cuchara sin esperar varios minutos. Y ocupaba demasiado espacio en el congelador para lo que ofrecía. Por eso, las marcas fueron dejando de producirlo de forma regular.
Hoy en día cuesta encontrarlo incluso en tiendas especializadas. Lo que más se ve son tarrinas de distintas marcas, sus versiones de marca blanca y los tradicionales helados con el palito de madera.
Cómo hacer este famoso postre de los 80 en casa
Si te apetece revivir ese sabor perdido, o probarlo por primera vez, puedes preparar tu propio limón helado (o naranja) sin demasiada complicación en casa. No es lo mismo, pero se le parece, y es una versión mucho más saludable.
Ingredientes para el de limón:
- 6 limones grandes.
- 250 ml de zumo de limón.
- 200 g de azúcar.
- 180 ml de agua.
- 2 claras de huevo.
Para el de naranja, igual, cambiando por 6 naranjas medianas:
- 250 ml de zumo de naranja.
- 160 g de azúcar.
- 180 ml de agua.
- 2 claras de huevo.
Preparación:
- Corta la parte superior de cada fruta y vacíala con cuidado. Exprime la pulpa, cuélala, y mezcla el zumo con agua y azúcar. Ponlo a hervir cinco minutos a fuego suave y enfríalo bien.
- Monta las claras a punto de nieve y añádelas a la mezcla ya fría. Rellena cada cáscara, tapa y congela al menos dos horas.
El resultado es una versión casera de aquel postre que fue parte de tantas comidas familiares.