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En la posguerra española era el café de los pobres: hoy se considera un superalimento recomendado para casi todo

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Recreación de una taza de café.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Empezar la mañana con una buena taza de café puede parecer un gesto sencillo, pero para algunos se convierte en un placer que mejora el día. Ponerlo en la cafetera italiana, esperar a que suba y notar ese primer olor que se escapa de la cocina nunca pasa desapercibido. Es un pequeño gusto que muchos dan por hecho, pero en la posguerra no siempre se podía.

En aquella época, durante los años 1939 y finales de los 50, tomar café era un lujo. Los españoles buscaban maneras de mantener el hábito, aunque fuera con algo distinto. Una de esas soluciones improvisadas sobrevivió al paso del tiempo y es reconocida como un superalimento.

Este es el café que todos tomaban en la posguerra y hoy se vende como superalimento

Ese «café» era cebada tostada. Un cereal humilde que salvó más de un desayuno cuando conseguir café de verdad resultaba casi imposible.

La cebada se tostaba hasta oscurecer y luego se molía para preparar una bebida caliente con un aroma tostado que recordaba al café. Cumplía su función y era accesible. En muchas casas se mezclaba con achicoria. En otras se recurría a garbanzos tostados o incluso bellotas.

Si bien muchas recetas que surgieron en la posguerra terminaron desapareciendo, en este caso ocurrió lo contrario: se fue transformando y hoy aparece en tiendas naturistas como una opción saludable.

La cebada tostada tiene un sabor suave, con un punto amargo que recuerda a los cereales tostados. No imita del todo al café, pero ofrece un aroma cálido y una sensación reconfortante.

Cuáles son los beneficios de tomar este café de posguerra

La cebada tostada se ha vuelto popular por razones claras. Al ser una infusión sin cafeína, cualquiera puede tomarla sin miedo a desvelarse, sufrir temblores o tener acidez. Muchos la prefieren por la tarde o por la noche porque no altera el sueño.

La fibra del cereal ayuda al tránsito intestinal y mantiene la flora en equilibrio, algo útil para quienes lidian con digestiones pesadas. También ayuda a regular el colesterol gracias a los betaglucanos, que actúan de forma directa sobre las grasas en sangre. A eso se suman vitaminas del grupo B, hierro y magnesio, nutrientes que no vienen mal cuando buscas una bebida más completa.

También llama la atención su ligereza. Es baja en calorías y grasa, lo que encaja bien en dietas de control de peso. Y, por la presencia de minerales, aporta un pequeño refuerzo a huesos y dientes.

¿Es mejor tomar café o cebada tostada?

La respuesta depende del día y de lo que esperes de la bebida. Si necesitas un empujón claro por la mañana, el café gana. Activa, concentra y marca un ritmo más despierto. También tiene un sabor que la cebada no imita.

La cebada tostada tiene otro papel. Va mejor cuando quieres algo suave, digestivo y sin sobresaltos. Funciona para personas sensibles a la cafeína o para quienes quieren evitarla por salud. Por la noche es una opción cómoda que no interfiere con el sueño.

Mucha gente alterna ambas bebidas: café para arrancar, cebada tostada para bajar revoluciones.

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