Essentia: una escapa gourmet con destino en Tarancón

Tarancón
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Tenemos por delante varios pseudopuentes, aunque este año caen en fechas malísimas para el currante y muy buenas para el empleador. En 2022 más le vale a uno tener días de más para montarse una buena escapadita, porque este año es más fácil llevar de copas a Feijóo con Sánchez que cuadrarse unas minivacaciones.

El fin de las restricciones coronavíricas, mucho me temo, está dinamitando la sanísima y patriótica costumbre de montarse viajecitos por nuestro territorio español. Manda narices, ciertamente, que más de un treintañero haya meditado en el Tibet, estudiado en Perusa y residido en China pero no conozca Córdoba, Toledo o A Coruña.

La cosa se pone aún más peluda si ponemos el foco en esos caminos de España que se transitan mucho menos. No hablo de la España vaciada, sino de la desatendida o de la ignorada. Y qué joyas se deja uno por el camino que están a un tiro de piedra de casa.

Tarancón

Hoy ponemos el foco en Tarancón, población conquense con no pocos atractivos, pero con uno mayúsculo y exquisito que es parada imprescindible de cualquier gourmet que se precie.

Desde 2016, esta localidad acoge Essentia, un impresionante complejo hotelero de 15.000 m2 (Ansares, 4 estrellas) con spa y con un restaurante que merece más reconocimientos de los que tiene, porque es lugar de peregrinaje de no pocos entendidos en el buen comer.

La carta es una maravilla de principio a fin por varias razones. Una, por la despensa que tienen y por los proveedores que la surten. Sus verduras de temporada, por ejemplo, vienen de su huerto propio, situado a un kilómetro de distancia, del que llegan calabacines, judías, tomates o coliflores.

Del mar se traen lo mejor que encuentran en las lonjas y, claro está, son excelentes en el apartado cárnico. Cuentan con un secadero de jamón con una tecnología experimental, en el que más de 1.000 piezas de las D.O. Jabugo y Guijuelo se benefician de un sistema pionero de frío estático que renueva y controla el flujo de aire, la temperatura y la humedad para conseguir la curación perfecta.

Las carnes, de Discarlux, Norteños, Cárnicum, Finca Mingote o El Encinar de Humienta, duermen el sueño de los justos en una cámara de maduración. Aquí cogen solera selectas piezas de vaca rubia gallega (lomo alto, solomillo, chuleta madurada), Angus (entrecot y lomo bajo, ternísimo, sabroso y fácil de digerir) y cerdo 100 % ibérico. Y para acompañar a estas bellezas, ensalada de lechuga viva y cebolleta, piparras, patatas fritas de variedad agria o pimientos de Lodosa de La Catedral.

Toño Navarro, su joven pero experimentado chef (ha estado en La Máquina de La Moraleja o en Las Rejas, sitiazo de Las Pedroñeras) aboga por una cocina respetuosa, que ensalce, sin enmascarar, la calidad del género que maneja. En temporada, trabaja con trufa (en huevos trufados y como potenciador de guisos); las setas (como boletus con huevo a baja temperatura o las amanitas con velo de papada o en carpaccio) y, claro está, buenos escabeches de alma manchega. Es tierra y época de caza, mayor y menor: corzo, perdices (estofadas con patatas) y codornices (con lentejas, a la parrilla o en escabeche).

Los que beban vino cuentan con el asesoramiento de Luis Moya quien, como maître y sumiller, está a cargo de la cuidada oferta de vinos de Essentia, formada por más de 300 referencias nacionales e internacionales. Su cava subterránea es el sueño de un bonvivant: referencias de guarda y verticales de casas señeras como Pingus o Vega Sicilia, junto a etiquetas curiosas y producciones limitadas. Hay que reseñar su exquisita colección de jereces, con más de 60 referencias.

Y para dar sosiego al cuerpo después de tal festín, ofrecen el hotel, con 70 espaciosas habitaciones –sus tamaños oscilan entre los 21 m2 de la estándar y los 53 m2 de la suite–, un snack bar y distintos espacios para eventos. Cuenta con una decoración muy interesante, en la que materiales tan exclusivos como madera natural reciclada, la piedra caliza de la zona de Roda, o el acero Corten conviven con originales pinturas y hermosas antigüedades.

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Los que estén hartitos del mundanal ruido deben hacer uso de su centro de estética, de la piscina climatizada de techo abatible, de la zona wellness con baño turco, sauna y jacuzzi. También hay un gimnasio, para los que gustan de sudar y esculpir su cuerpo: otros preferimos cultivar la redondez.

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