Sucesos

El atrincherado de O Grove reconoce que intentó matar a su mujer a tiros aunque asegura no acordarse

El acusado, que estuvo en coma por dispararse a sí mismo en la cabeza, dice que sólo recuerda quedarse "dormido en el sofá"

Atrincherado, O Grove, tiroteo, violencia de género
Agentes de la Guardia Civil en una imagen de archivo.
Paula M. Gonzálvez

Se saltó la orden de alejamiento, intentó matar a su ex mujer tras colarse en su casa de O Grove, se pegó dos tiros a sí mismo en la cabeza y, después, se mantuvo atrincherado durante horas en la vivienda. Así lo ha reconocido este martes José A.P.F., acusado por cuatro delitos referentes a estos hechos ocurridos en diciembre de 2018 en el municipio de Pontevedra, un suceso que saltó a primera plana en todo el país. Pese a ello, también ha asegurado que no recuerda nada de lo ocurrido ese día ni de los malos tratos a los que habría sometido a la que fuera su esposa.

Sentado en el banquillo de la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra – a la que ha llegado en silla de ruedas y con mascarilla-, el hombre de 65 años años ha reconocido la autoría de cada uno de los hechos de los que se le acusa porque «se enteró por los medios», mientras que lo único de lo que sí mantiene recuerdos, ha declarado, es de que se quedó «en el sofá durmiendo». Ha olvidado, en base a su relato, los malos tratos, el quebrantamiento de condena, el arma homicida y el resto de detalles referentes a la noche de los hechos.

Según ha indicado, desde que estuvo en coma e ingresado dos meses en el hospital, a raíz de los hechos a los que se refiere como «un accidente doméstico» -así lo entiende por lo que pudo «leer en el periódico»-, no es capaz «ni de soñar»: «Se me borró todo. No tengo conocimiento de causa. A día de hoy no recuerdo nada». Cuando se recuperó de su ingreso hospitalario por los dos tiros que se propinó a sí mismo en la cabeza, ingresó en prisión, aunque en 2020 quedó en libertad, hasta su vuelta a la cárcel hace tres meses a la espera de juicio.

Los hechos ocurrieron el 5 de diciembre de 2018, cuando el hombre forzó la cerradura de la casa que había sido el domicilio familiar de la pareja y que ella había cambiado para que no pudiera entrar -además de cambiar el número de teléfono para que no la localizara-. Ignoró, por tanto, una orden de alejamiento que tenía en vigor desde el 28 de agosto de ese mismo año, que le impedía acercarse a la mujer por un episodio previo de violencia de género por el que había sido condenado, como recoge el escrito de acusación de la Fiscalía.

Una vez que logró entrar en la vivienda, abrió fuego contra la que había sido su mujer durante 20 años -con un arma para la que carecía de licencia- y la dejó herida en el cuello y en la cabeza, para después atrincherarse en el domicilio.

La mujer pudo ser rescatada gracias a que logró pedir auxilio por la ventana y, a través de ella, un policía y un guardia civil fuera de servicio la sacaron de la vivienda tras escalar por la fachada con la ayuda de una escalera. Después, él decidió dispararse tras horas atrincherado. Fue entonces cuando los Grupos de Respuesta y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil procedieron a entrar en el lugar, sin saber si esos dos tiros le habían producido la muerte o si habían sido un farol. Lo encontraron malherido.

La víctima tuvo que someterse a una intervención quirúrgica para que le extrajeran la munición que se le había quedado alojada en el cuello y que no le había provocado la muerte porque era de bajo calibre. Esa es la misma razón por la que tampoco murió el agresor, pese a los disparos en la cabeza.

Casi 22 años de cárcel

El Ministerio Fiscal pide para el acusado una pena de 21 años y 11 meses de prisión por un delito de maltrato habitual con el agravante de que los hechos ocurrieron en el domicilio de la víctima y en presencia de la hija menor; un delito continuado de quebrantamiento de la pena de alejamiento, un delito de asesinato con alevosía en grado de tentativa con la agravante de parentesco y la agravante de género; y, finalmente, un delito de tenencia de armas prohibidas.

Además, la Fiscalía también solicitó a la Audiencia que el juicio se celebrase a puerta cerrada, aunque únicamente se ha decidido hacerlo así durante la declaración de la víctima. La sesión se retomará el próximo 24 de julio.

de los Grupos de Respuesta y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil «porque no se sabía si esos dos disparos le habían producido la muerte, si habían sido de farol…». Lo que sí se sabía, aunque en un principio no se confirmó oficialmente, era que se había atrincherado en una estancia de la vivienda y que tenía un arma. Cuando los GRS entraron, estaba malherido, pero «no consiguió quitarse la vida».

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