Vox podrá parar a Sánchez en el Constitucional, tener voz en la UE y salir del ‘gallinero’ del Congreso
Los 52 diputados logrados por Vox en las elecciones del 10-N otorgan al partido de Santiago Abascal una gran visibilidad para hacer oposición
España más ingobernable: Sánchez cae, Casado se dispara, Abascal ya es 3º y Rivera pasa de 57 a 10
El éxito de Vox -52 escaños- en las generales de este domingo dotan al partido de Santiago Abascal de una visibilidad crucial en la nueva legislatura.
En primer lugar, porque la formación supera el mínimo establecido para poder presentar recursos ante el Tribunal Constitucional frente a leyes del Gobierno o autonómicas, tratados o Estatutos de Autonomía, entre otros.
Abascal, en su primer discurso tras conocer los resultados, ya anunció su intención de «recurrir todas las leyes liberticidas y anticonstitucionales que los otros partidos habían dejado pasar».
El partido avanza que el Tribunal Constitucional tendrá «bastante trabajo» porque el propósito es acudir a la Justicia para que determine sobre aquellas leyes que consideran «contrarias al orden constitucional» o que puedan vulnerar los derechos de los españoles.
La propia Constitución permite, con la firma de 50 parlamentarios, presentar recursos de inconstitucionalidad. Sólo existe una limitación: el partido únicamente podrá recurrir las leyes que lleven menos de tres meses de aplicación tras su publicación en el BOE. Esto significa, por ejemplo, que los de Abascal no podrán hacer nada, hoy por hoy, contra la ley de memoria histórica -tan discutida- pero el PSOE avanzó recientemente una nueva reforma, que quedó paralizada tras el fracaso de la legislatura. De llevarla a cabo, y aprobarse en el Congreso, podría ser recurrida.
La opción del Constitucional es estratégica de cara a ejercer la labor de oposición, porque toda la actividad legislativa de un eventual gobierno del PSOE quedaría bajo la lupa.
Los 52 diputados permiten también al partido, con toda probabilidad, entrar en la Mesa del Congreso, el órgano que ordena la actividad de la Cámara. Tendrían asegurado un representante y, en el mejor de los casos, incluso dos.
A la Mesa le corresponden funciones determinantes en el día a día parlamentario, como organizar el trabajo y el régimen y gobierno interiores del Congreso, elaborar el proyecto de Presupuesto, ordenar los gastos de la Cámara, calificar los documentos parlamentarios y decidir sobre su admisión o no, programar el calendario de actividades y las líneas generales de actuación del Congreso, entre otros.
Fuera del «gallinero»
En la legislatura fracasada, PSOE y Podemos se pusieron de acuerdo para enviar a Vox al «gallinero», la zona más alejada del hemiciclo. Es difícil que esa distribución de escaños, que provocó un enorme malestar a los de Abascal, se repita ahora, siendo el partido la tercera fuerza en el Congreso. Entonces, el líder de Vox fue rotundo: «Se nos ha humillado pero no serán capaces de apagar nuestra voz». El acuerdo entre socialistas y podemitas relegó a los diputados de Vox a las últimas filas, incluso por detrás de los independentistas, con mucha mejor ubicación.
Pero, además, entrar en la Mesa otorga otra facultad fundamental: poder representar al Congreso en los viajes internacionales.
En la actividad institucional de la Cámara se incluye, por ejemplo, la representación ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de la OTAN o de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).