Urkullu concede la semilibertad a ocho etarras gracias a las competencias que le cedió Sánchez

Sánchez Urkullu
Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El lendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu, ha concedido la semilibertad a ocho etarras gracias a la trasferencia de las competencias penitenciarias al País Vasco que le cedió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hace poco más de cuatro meses. El PNV, uno de los principales socios del Ejecutivo, ha aprovechado estos nuevos beneficios penitenciarios para conceder los primeros terceros grados a presos de ETA como al histórico ex jefe de la banda terrorista José María Arregi Erostarbe, ‘Fiti’, y también a otros como a Mikel Arrieta Llopis.

El Ejecutivo del País Vasco asumió la competencia de la gestión de las cárceles vascas el 1 de octubre de 2021 y, desde entonces, había autorizado cambios de grado a alrededor de 150 presos, sin que, hasta el momento, afectaran a reclusos de ETA.

Ahora Iñigo Urkullu ha decidido que ocho presos de la banda pasen a tercer grado penitenciario, es decir, a régimen de semilibertad, mientras que ha resuelto mantener a otros 26 reclusos en segundo grado, a propuesta de las juntas de tratamiento, órganos internos de las cárceles integrados por profesionales penitenciarios.

Entre los autorizados para pasar al régimen de semilibertad, se encuentra Jose María Arregi Erostarbe, Fiti, que formó parte de la dirección de ETA detenida en Bidart en 1992, un hito que marcó el inicio de la decadencia de la banda.

Erostarbe, de 75 años de edad, había sido trasladado de la cárcel de Alicante a Asturias, para posteriormente recalar en la de San Sebastián. El ex jefe de ETA ingresó en prisión el 20 de noviembre del 2000 y fue condenado a 30 años de cárcel por delitos de terrorismo y varios asesinatos.

Cumplió las tres cuartas partes de la pena en junio del 2019, y había aceptado la legalidad penitenciaria, reconocido el dolor causado y manifestado por escrito su rechazo al uso de la violencia, con el compromiso a hacer frente al pago de la responsabilidad civil. En 2018, tras la disolución de la banda, escribió una carta pidiendo perdón a las víctimas.

Por su parte, Mikel Arrieta Llopis, otro de los beneficiarios de la progresión de grado, fue trasladado del centro penitenciario de Soria de Martutene, en San Sebastián. Nacido el 10 de septiembre de 1960 en la capital guipuzcoana, ingresó en prisión el 19 de enero de 2000 y cumple una condena acumulada de 30 años por los delitos de asesinatos, atentados, receptación y utilización ilegítima de vehículo a motor. Cumplió las tres cuartas partes de la condena en julio de 2020.

Arrieta estaba pagando su responsabilidad civil, aceptó la legalidad penitenciaria, rechazó la violencia y remitió escritos en los que mostrada su respeto hacia el dolor de las víctimas de sus delitos.

En la actualidad, 84 reclusos de la organización terrorista cumplen condena en el País Vasco, de los que estos dos, además de otros seis -con penas menos gravosas-, pasarán al régimen de semilibertad tras haber mostrado arrepentimiento a través de cartas individualizadas.

Lo último en España

Últimas noticias