El «tsunami» arrasa el aeropuerto de Barcelona con importantes desperfectos

La compañía pública empezará a hacer balance este martes, si no se producen nuevos incidentes, de unos daños que supondrán decenas de miles de euros.

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Joan Guirado

Medianoche. Los accesos al aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona-El Prat van recuperando la normalidad, tras un día de intensas protestas, mientras en el interior de la terminal miles de personas esperan con resignación el vuelo que les han cancelado o un autobús que, de día, les devuelva a su domicilio. El reflejo de alguna luz azul de la policía, en los cristales del majestuoso edificio con forma de avión, recuerdan lo ocurrido durante la jornada. La sensación de arrasamiento total, también.

Andar pasadas las doce de la noche por la zona de autobuses del aeropuerto de Barcelona, entre el parking y la terminal, es como andar por una zona de gran catástrofe. No es el caso, pese a que muchos lo hayan querido vestir así. Decenas de extintores vacíos por el suelo, cristales rotos, mobiliario de oficina y cubos de la basura tirados, tuberías del agua en el interior del parking arrancadas de cuajo hasta crear pequeñas inundaciones… el principal aeródromo de Cataluña vive los efectos de un «tsunami» pero no precisamente democrático, como aseguraban los manifestantes.

A esa misma hora, aproximadamente, abandonaban las instalaciones los principales dirigentes de AENA, la compañía pública que gestiona los aeropuertos españoles. En El Prat, bajo las directrices de la directora del aeropuerto Sónia Corrochano y del presidente catalán del ente  Maurici Lucena, supervisaron todo lo que ocurría en una infraestructura que a diario pisan centenares de miles de personas. Este martes volverán, por si el «tsunami» decide volver a arrasar. A excepción de Lucena, que tiene casa en Barcelona, la cúpula de AENA se aloja en un hotel de Castelldefels. Nunca la compañía había vivido una situación como la de ayer, con más de cien vuelos cancelados y centenares de retrasos importantes. Igual por eso no había un protocolo de respuesta. De eso se quejaban los viajeros.

Si hoy el «tsunami» da una tregua a El Prat, será momento de hacer balance. «Las pérdidas son importantes» aseguran fuentes de la compañía. Lo serán para las distintas aerolíneas pero también para AENA. Únicamente el mobiliario destrozado, asciende a decenas de miles de euros que se tendrán que sufragar con dinero público. Como los formados por la naturaleza, este «tsunami» que se define como democrático, tampoco tiene responsable civil subsidiario, pese a que el Govern y los partidos separatistas, no hace muchos días, dijeron asumir todas las acciones que organizasen.

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