Prisiones

Temor en las prisiones por la nueva orden de Marlaska que permite los ‘vis a vis’ con desconocidos

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El Ministerio del Interior ha introducido cambios en las normas internas de las prisiones para relajar el control sobre la población reclusa.  A partir de ahora, los presos no necesitarán acreditar que mantienen una relación afectiva con una persona para poder tener un ‘vis a vis’ íntimo. Una medida que ha preocupado a los funcionarios de prisiones debido a las implicaciones que supone en plena crisis sanitaria por el coronavirus.

«A pesar de las restricciones del Covid-19, Instituciones Penitenciarias trabaja para hacer más fácil la relación de los internos con la sociedad», advierte Interior al anunciar la medida, cuyo efecto inmediato será la eliminación del requisito indispensable que tenían hasta ahora para poder mantener una «comunicación íntima» en prisión: acreditar con documentos que mantienen una relación afectiva con la persona que les visita del exterior.

Ese requisito desaparece, y a partir de ahora los presos podrán mantener un ‘vis a vis’ con la persona que deseen, siempre que comuniquen su identidad a la prisión de antemano y que la persona facilite un Documento Nacional de Identidad válido. Antes era necesario demostrar que el visitante y el recluso tenían una relación íntima con al menos seis meses de antigüedad.

Trabajadores sexuales

La medida ha sido recibida con cierto recelo por parte de los trabajadores de las cárceles. Consultadas fuentes del gremio de los funcionarios de prisiones por OKDIARIO, explican que pueden producirse «situaciones de gran descontrol» por la más que probable llegada de trabajadores sexuales.

La medida, dicen, requerirá una «vigilancia extra» sobre quienes acceden desde el exterior a estos encuentros íntimos con reclusos, especialmente por la posibilidad de entrada de drogas y por los riesgos sanitarios que entraña la pandemia del Covid-19.

Efecto ‘terapéutico’

Por otra parte, explican que este tipo de medidas tienen efectos positivos sobre el comportamiento de la población reclusa, ya que los presos se muestran más tranquilos y la posibilidad de motines o agresiones desciende. Es lo mismo que ocurre, dicen, con el asunto de las piscinas que hay en muchos centros penitenciarios de España.

Desde Instituciones Penitenciarias recordaban a este respecto a OKDIARIO que las piscinas en las cárceles tienen una función «terapéutica» y que se utilizan dos horas al día para actividades deportivas o de tratamiento de los presos. Además, indican que  han comprobado que reducen el nivel de conflictividad en las cárceles en las que están abiertas. Las piscinas de las prisiones volvieron a abrirse en 2018 por orden del Gobierno de Sánchez, después de seis años clausuradas.

Ya permitían la ‘telecondena’

Instituciones Penitenciarias ha venido aplicando en los últimos meses medidas de relajación sobre las condiciones carcelarias de los presos para evitar problemas de seguridad por el confinamiento. El aislamiento de los internos al que obligó el Covid, que llegó a hacer necesario suspender las visitas del exterior a los reclusos, fue acompañado de medidas para suavizar el endurecimiento del régimen interno.

Por ejemplo, en los centros penitenciarios se estableció un sistema de control más flexible para los presos de tercer grado que ya disfrutan de un régimen abierto. Esa decisión, que depende de las Juntas de Tratamiento de cada prisión, implicaba que algunos presos no tuviesen que regresar a dormir a los establecimientos penitenciarios y que, en su lugar, estuviesen controlados con medios electrónicos, como pulseras telemáticas. Una especie de ‘telecondena’.

La medida, según pudo saber OKDIARIO, era una de las soluciones que se proponen en las prisiones para tratar de frenar los contagios por coronavirus.

Desde Instituciones Penitenciarias aclaraban que se trata de una decisión que las Juntas de Tratamiento adoptarán, en su caso, tras una evaluación individual de los penados.  De esta forma, explicaban, se evitaría el obligado aislamiento a su regreso a los centros desde el exterior, donde podrían haberse contagiado.

Ceses en Prisiones

El director general de Ejecución Penal y Reinserción Social, el número 2 de Prisiones, Javier Nistal Burón, fue destituido de su cargo -«cesado a petición propia»- el pasado mes de junio. Así lo confirmaban fuentes de Interior tras una carta que remitió el propio dirigente a las direcciones de los centros penitenciarios.

Javier Nistal Burón ya había pedido hace algunos meses mayores medidas de seguridad en las cárceles españolas en un informe filtrado a los medios de comunicación en el que se advertía de la peligrosidad del coronavirus y en el que se pedían medidas para facilitar «el lavado frecuente con agua y jabón líquido y soluciones hidroalcohólicas».

«No hubiera sido posible que la gestión penitenciaria hubiera tenido el balance positivo que ha tenido, especialmente, en estos meses tan difíciles por la pandemia del coronavirus, sin vuestro inestimable esfuerzo y dedicación. Este agradecimiento quiero que se lo trasladéis a todo vuestro equipo», indicaba el alto funcionario en su carta de despedida.

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