Afganistán

Los talibanes ocultan a las mujeres detrás de cortinas en la universidad que impulsó España en Herat

talibanes mujeres
Estado actual de una de las aulas segregadas de la universidad de Herat.
Pelayo Barro

Unas pocas imágenes sirven para explicar lo que significa para las mujeres afganas la llegada al poder de los talibanes: las aulas de la Universidad de Herat, la más antigua del país y que España ayudó a reconstruir e impulsar hasta convertirla en la más prestigiosa de Afganistán, con una decana al frente, ya están segregadas por sexos. Se han instalado cortinas para separar a hombres y mujeres, aplicando estrictamente las nuevas normas imperantes de la Sharia. Se exige el uso del velo islámico y las profesoras han sido apartadas de sus cargos. Ocurre lo mismo en otros centros del país, como en la Universidad de Kabul.

La misión de las Fuerzas Armadas españolas y del personal de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) se desarrolló principalmente en las provincias de Badghis y Herat. Además de escuelas y hospitales, España colaboró intensamente con la Universidad de Herat desde su llegada a Afganistán en 2005.

Cuando los españoles llegaron a Herat, la universidad sufría un grave deterioro tras más de una década de poder talibán, que había desterrado a las mujeres de la educación universitaria. La reconstrucción y el impulso que aportó la cooperación española a este centro educativo -construyendo instalaciones, organizando ciclos formativos…- volvió a abrir sus aulas a las mujeres. Antes de la caída de Herat en manos de los talibanes el pasado agosto, más de la mitad de los estudiantes eran mujeres. Unas 5.500 de un total ligeramente superior a 10.000 alumnos. Era considerado el centro de educación superior de mayor renombre en el país.

La situación actual, tras un mes bajo control de los talibanes, es muy distinta. Un cambio radical. A una parte de las alumnas, las que estudiaban ingenierías, se les ha prohibido volver a la universidad. Los talibanes las consideran carreras exclusivamente masculinas. A otras, sin embargo, aún les permiten recibir clases. Eso sí, lo hacen ocultas tras unas cortinas instaladas en las aulas para separarlas de los hombres.

Aula segregada por cortinas en la universidad de Herat.

Un pasillo de la ‘nueva’ universidad de Herat.

Con velo y sin profesoras

Se han impuesto otras reglas, como el uso estricto de la vestimenta islámica -el velo es obligatorio- y que mujeres y hombres entren por puertas diferenciadas. Durante los intervalos de clases, las alumnas deben esperar en salas habilitadas para ellas sin mezclarse con los que hasta hace poco eran sus compañeros en aulas mixtas.

Además, las docentes han sido apartadas de sus cargos y de la enseñanza. Un duro golpe para el claustro de profesores, que llegó a estar dirigido durante el mandato español por una prestigiosa decana, la doctora Khojaste Kawish.

En las últimas semanas, Herat se ha convertido en uno de los principales epicentros de las protestas de mujeres afganas por todo el país contra el retroceso de sus derechos. Las escenas de manifestaciones son cada vez más habituales en las redes sociales.

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