Suárez y Carrillo se revuelven en la tumba: Montero dice que «la democracia pide paso» 40 años después

Irene Montero
Irene Montero, portavoz de Podemos, en el Congreso de los Diputados. (Foto: Francisco Toledo)
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

«La democracia pide paso, señorías» ha espetado este martes varias veces la portavoz de Podemos, Irene Montero, para justificar la moción de censura al Gobierno de Rajoy. Adolfo Suárez y Santiago Carrillo han debido revolverse en sus tumbas. Este jueves se cumplen 40 años de las primeras elecciones democráticas en España. Después de otros tantos de Dictadura, aquél 15-J el pueblo español recuperaba las libertades con un modelo de transición política («De la ley a la ley», según frase del arquitecto del proceso, Torcuato Fernández-Miranda) que fue admirado en el resto del mundo e inspiró a las naciones que aquellos años comenzaron a salir de regímenes autoritarios.

Los españoles llevan 40 años viviendo en democracia, pero tanto Irene Montero como Pablo Iglesias han aprovechado sus dilatados discursos para impugnar el régimen constitucional del 78. Una componenda política que, en el nuevo relato de Podemos, la izquierda política aceptó por la presión del las élites franquistas, aún fuertes en aquellos primeros meses de la Transición.

«La democracia pide paso, señorías». Y lo dice la misma persona que en 2013 había dedicado varios tuits a Fidel Castro, «camarada que encarna la lucha de los oprimidos». Los borraría después. Pero cuando el comandante murió, Montero escribió su particular epitafio en la red: «Fidel se va. Deja su referencia por la dignidad de los pueblos, la soberanía, la belleza y la vida».

Seguramente, la pareja de dirigentes de Podemos que este martes han defendido la moción de censura no quieran ver en Adolfo Suárez más que a un joven jerarca franquista que solo pretendía barnizar el régimen más allá de la muerte del dictador. Pero los orígenes comunistas de Iglesias y Montero les debía permitir, al menos, conocer que en junio de 1956, a punto de cumplirse veinte años del comienzo de la guerra civil y en el epicentro de la dictadura, el comité central del Partido Comunista emite una declaración a favor de la Reconciliación Nacional (¿reconciliación? ¿Han escuchado esa palabra alguna vez en la boca de Iglesias y Montero?). Lean despacio la declaración del PCE:

En vísperas del XX aniversario del comienzo de la guerra civil, el Partido Comunista de España se dirige a todas las fuerzas políticas llamándolas a deponer los odios y el espíritu de venganza y a tenderse la mano para emprender la tarea de sacar a España de la difícil situación en que se halla. 

Una parte de esas formaciones, por el peso que ejercen aún dentro de la actual situación -y nos referimos particularmente a demócratas cristianos y monárquicos- podrían impulsar grandemente la reconciliación de los españoles, tratando de conseguir una verdadera amnistía que cancele todas las causas judiciales de la guerra y del período posterior.

Los dirigentes del PCE están visualizando con veinte años de anticipación lo que después sería la Transición. Sigue la declaración:

El Partido Comunista estima que la desaparición de la dictadura del general Franco y el restablecimiento de las libertades democráticas, dando la posibilidad al pueblo de expresar su voluntad en elecciones libres, debe ser en esta etapa el objetivo fundamental de todas las fuerzas nacionales y democráticas; considera que ese objetivo puede alcanzarse sin guerra civil y sin violencia, por medio de la acción unida de las masas populares y de los más amplios sectores sociales y políticos de la nación y del Estado.

Y estos son los últimos párrafos:

El Partido Comunista está dispuesto a colaborar con todas las fuerzas que mantengan una actitud favorable a propiciar todo lo que signifique un paso adelante en la democratización de España, en la supresión de la dictadura.

El Partido Comunista apoyará a cualquier gobierno que dé pasos efectivos hacia la realización de una política de mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo, de paz, independencia nacional y restablecimiento de las libertades democráticas.

Los comunistas y su partido fueron los grandes derrotados de la guerra civil. Franco les convirtió en el maligno del que había que mantener España a salvo. Y, sin embargo, el documento demuestra que fue el PCE quien apeló a los sectores disidentes del bando vencedor (monárquicos y demócratas cristianos) para construir la España del futuro. Fue el PCE, entonces el gran partido de la izquierda española, quien primero visualizó cómo el franquismo debía dar paso pacífico a la democracia.

El PCE anticipó el modelo de la Transición veinte años antes de la muerte de Franco. Y en ninguna línea de la declaración aparece la palabra ‘república’. Porque lo que entendió Carrillo desde el primer momento es que la reconciliación y la libertad de los españoles no pasaba por monarquía o república, sino por democracia o dictadura (siempre y cuando la monarquía garantizara la democracia, como así sucedió).

La declaración por la Reconciliación Nacional que aprobó el PCE adelantándose dos décadas al espíritu de concordia que propició la Transición es un documento que nunca rescatarán los políticos que, como este martes han demostrado Montero e Iglesias, exhiben una visión hemipléjica del pasado.

«La democracia pide paso, señorías», dice Irene Montero en vísperas de que se cumplan 40 años de las primeras elecciones democráticas. El pasado 8 de abril se cumplieron 40 años de la legalización del PCE. Suárez lo hizo un Sábado Santo de 1977, con España de procesiones; y el comité central del PCE, sin un solo voto en contra, aceptó la monarquía y la bandera el 14 de abril siguiente, aniversario de la proclamación de la II República. Dos paradojas imposibles sin el espíritu de concordia que inspiró a aquellos hombres buenos.

 

Lo último en España

Últimas noticias